28 de marzo de 2019

Hubo un día...


Nos encontramos de la nada,
y nada esperábamos el uno del otro,
para al final acabar dándonos tanto.

Te creíste ser mi salvador y al final fuiste tú el salvado.
Buscabas el camino de escape de una pesadilla,
de una vida de dolor.

Mi presencia te desmenuzaba tu ya de por sí débil corazón.
Aparecí cuando creíste haberlo perdido todo.
Quizá sólo fui una simple brizna de esperanza,
un rayo de luz en tu túnel,
un instante en tu reloj.

Valía todo un mundo,
valía toda una vida,
sacarte una simple sonrisa.

Miles de deseos por cambiar el mundo, nuestros destinos y estar juntos
toparon con mil y una excusas, dudas y obstáculos.
Cada lágrima de amor nos separaba un milímetro más,
pero eso no lo sabíamos.

Y nuestra historia te cambió,
y nuestra historia me cambió.
Nada pasa por nada.
Todo deja huella y cobra sentido.

Ahora cada ausencia tuya me escuece,
pero tu recuerdo me ilumina.
Mil veces me gana el deseo de volver a escucharte,
de volver a leerte,
y  mil veces más me topo con decenas de incógnitas.


Juntos el soñar cobraba sentido.

Te daría tanto amor si nos pudiésemos mirar,
te daría tanto amor si nos pudiésemos escuchar.
Te daría tanto amor...

Hubo un día en que te lo hubiese dado todo.
Hubo un día en que viniste a aprender y acabaste enseñándome.

Pero recuerda que, a veces, cuando la luz se apaga, aparece un Sol.

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