Aceptación. Estoy de acuerdo en su significado de fondo, pero eso no significa ni que me resigne ni que lo vaya a aceptar todo como aquel que siempre va exponiendo y ofreciendo su mejilla.
Por ejemplo, puedo aceptar que los demás tengan más salud, más dinero, más amor, que sepan más que yo, que tengan más experiencia en determinados ámbitos y que yo tenga ciertas limitaciones. Pero no aceptaré que por ello me miren con desprecio o por encima del hombro.
Al igual que no aceptaré ninguna injusticia, aunque ello de buenas a primeras juegue en mi contra.
Unos lo llamaréis ego, otros soberbía u orgullo. Yo le llamo respeto por mi misma.
Cuando no estás bien, cuando tienes dañado tu Yo, tu Auto-Estima, llegas a tragarte hasta un elefante. Hasta que se te hace un nudo en la nuez y te dices que hasta aquí hemos llegado. Te percatas de cómo te has dejado llevar por emociones, sentimientos o carencias y decides tomar cartas en el asunto.
Aceptar es un trámite previo necesario para darte cuenta que no siempre las cosas salen cómo querrías, para tener consciencia de ellas y no dejarte dominar por ellas, y a partir de ahí elegir cómo Actuar, teniendo presente que No actuar también es Actuar, siempre que tú lo hayas elegido deliverada y conscientemente.
Aceptar, para entender y aprender las lecciones y para después tomar tu propia elección.