31 de diciembre de 2023

¿Olvidas o perdonas?


  ¿Olvidas o perdonas?


Soy olvidadiza, y soy capaz de perdonar. Pero lo que jamás olvido es la lección que aprendí.


Queda dicho.

Murmullos

 


¿Sentís su murmullo?
Aquel que cada noche os visita,
entre sábanas y cuentos de hadas.
Aquel que te desprende de la almohada
para alzar el vuelo,
a horcajadas de la imaginación,
y llevando como único copiloto,
tu tierno y a veces maltrecho corazón.
 
Son ellos.
Los sueños.
 
Y diriges la mirada hacía el cielo,
en una noche estrellada,
de esas en las que el cielo cayó un par de metros,
para poder acariciarlo,
con el borde de tu alma.
 
Y miras más allá,
más allá de las estrellas.
Te parece que allí arriba todo debe ser más senzillo,
sólo polvo y materia.
 
Te imaginas una puerta
directa hacia allí,
atravesando satélites, planetas y gusanos,
hasta llegar dónde se esconden, arropados, todos tus sueños,
esperando,
quietecitos,
a ser encontrados.
 
Pero de un zasquido tu corazón despierta.
Bajas de un salto de la escalera,
Y al abrir de nuevo los ojos,
tu mirada te recuerda
que sigues aquí,
dónde el tiempo va barriendo tus sueños,
sin astros, constelaciones ni estrellas.
 
Aquí,
dónde el tiempo,
sin compasión,
barre tu vida, tus años y los deshechos de tu corazón.
Nunca me pidas la Luna
porque nadie la puede bajar.
 
Aquí los sueños no se buscan
ni se encuentran,
ni surgen de la nada
entre polvitos de hada.
 
Aquí,
los sueños
se piensan, se siembran y se trabajan.
Pero qué bonito es subir a ratos,
más allá de dónde toca la punta
de los dedos de tus manos.
 

 

Despegamos

 


 No hay mejor manera de sumar un año más que en uno de esos pequeños paraisos que nos rodean, en paz, en tranquilidad, en compañía de aquellos que te quieren y a los que tu adoras y con el dulce recuerdo de los que ya se fueron.

A menudo se distraen mis pensamientos en esa llamada, en ese mensaje, en aquellos "te quiero" que hace tiempo que se ausentan. 

Pero igualmente, gracias de todo corazón a los que estáis, a los que os habéis ido y tanto me disteis y a los que en la distancia también pensáis en mi. Os tengo a todos, toditos, en mi mente, mi alma (si existe) y mi corazón. 

Sigo superando momentos duros, como todo el mundo, y sigo distrayéndome en mis imaginaciones e ilusiones. Y sigo intentando dejar un mundo más justo y sin estereotipos como herencia, aunque sea solo a base de pequeños granos de arena.
Mi deseo, rodearme de corazones enormes, mentes abiertas, aptitudes positivas, con coraje y sin miedo a los fracasos. Capaces de vivir lo más felizmente posible con lo poco que nos quedará como consecuencia de la irresponsabilidad y la maldad de los que ahora estamos tejiendo el presente.

Mi equipaje, buenos zapatos, para seguir pudiendo recorrer el camino que me quede por andar.

Abróchense los cinturones, en breve despegamos rumbo 2024! Un viaje único e irrepetible. Buen viaje a tod@s!

 

29 de diciembre de 2023

A bocajarro: Sensible. El lado femenino.

 


No nos engañemos,
ser sensible en este mundo, en esta vida, juega en tu contra.
Es bonito, es precioso,
lo considero de gran valor como personas,
te permite vivir una vida mucho más llena,
más completa,
pero juega en tu contra,
es así.

¿De qué te sirve ser sensible para poder vivir una vida llena y plena
si después no te dejan?

Y creo que de ello me di cuenta des de bien chiquita.
Veía como mostrar mi sensibilidad no jugaba a mi favor,
al contrario, me hacía pequeñita,
y fuera de contexto.
Ser sensible me hacía ser muy "cuqui",
muy querida,
muy buena niña,
adorable,
pero a la vez muy vulnerable,
y manipulable,
ante un mundo que no tiene compasión.

En esta sociedad
o controlas tú,
o te controlan.
O mandas tú,
o te mandan.
Ojalá no fuese así,
ojalá pudiésemos vivir todos de tú a tú,
pero no es así.

Para entonces jugó a mi favor que,
aunque todavía no sabía lo qué quería,
sí que tenía claro, de forma clara y decidida, todo aquello que NO quería.

Y no quería ser adorable, pero débil,
adorable, pero apartada,
adorable, pero controlada,
adorable, pero usada,
adorable, pero fracasada,
adorable, pero cohibida,
adorable, pero temerosa,
adorable, pero triste.

Y llegados a ese punto,
la lancé,
me despojé de ella,
para no sufrir,
la lancé,
para coger yo las riendas de mi vida,
me la arranqué,
la estrujé,
la metí en un cofre,
cerré el candado,
y las llaves arrojé.

Y ahora que soy fuerte y podría permitirme el lujo de volver a mostrarla,
de tanto que la escondí,
la perdí.

Despojarme de ella igual me ha impedido vivir en apariencia ciertas cosas,
con la intensidad que me hubiese brindado,
y he tenido que pagar el precio de vivir muchas veces en disonancia,
pero despojarme de ella también me ha permitido
luchar y conseguir en este mundo
todo aquello que me he propuesto,
y ser feliz, a mi manera.

Despojarme de ella igual no es grato para las personas de mi alrededor,
faltos de mis besos,
de mis abrazos,
de apariencia fría en emociones.
Pero despojarme de ella también me ha permitido
elegir siempre por mí.
Elegir quién quiero y no quiero a mi lado,
elegir qué vida quiero,
... y elegí hacerme fuerte en un mundo de lobos.

He vivido una vida de apariencia fría,
pero de esencia tremendamente sensible.
Que no aparente sensibilidad
no significa que no actúe conforme a ella,
pues aun teniéndola dentro de un cofre perdida y encerrada
su rastro sigue impregnado en cada centímetro de mi piel,
en cada gota de mi sangre,
en cada célula de mi ser.

Aparentar ser sensible no juega a tu favor,
a menos que antes hayas tomado las riendas de ti y de tu vida.
Despojarte de ella tiene un precio,
pero en un mundo donde comes o te comen
merece la pena, aunque te quedes a medias.
Más vale a medias, que a nada.

Sí, la escondí,
he vivido una vida de apariencia fría e insensible
para sobrevivir y hacerme fuerte,
la escondí, pero no la destruí.
Y ahora que me gustaría volver a mostrarla
ella no quiere o no sabe cómo salir...

 

Os deseo...

 

 

Para el próximo año no te deseo un regalo cualquiera,
sino dos regalos que escasean cada vez más en nuestras vidas,
te deseo Tiempo y Oportunidades.

Para no tener que andar con prisas,
poder saborear las delicias,
y poder digerir las amarguras.

Para que puedas crecer y madurar, a su debido tiempo ,
para poder ser cada vez más Tú y poder dejar de ser sólo lo que quieren los demás.

Tiempo y oportunidades,
para poder volver a tener nuevamente esperanza, ilusiones, motivos.
Para encontrar tu lugar en este mundo.

Tiempo y oportunidades,
para amar,
para hacerte de nuevo brillar esos bonitos ojos.

Tiempo y oportunidades,
para perdonarte y perdonar.

Te deseo...
tiempo para tener de nuevo la oportunidad de vivir una vida de calidad y en condiciones.

Os deseo mucho Tiempo, Oportunidades y Chuches para el 2024, verdecill@s. 

 

28 de diciembre de 2023

 

Una de mis frases de vida:

"Si lloras por haber perdido el Sol, las lágrimas no te dejarán ver las estrellas" (R.Tagore).


Con qué facilidad somos capaces de perder de vista las cosas pequeñas, que no menos importantes, por culpa de situaciones tristes, turbadoras o impactantes. 

Para mí, no perder de vista las estrellas es no encerrarnos en aquello que nos ha perturbado, entristecido, desmoronado... porque siempre hay un camino para ir hacia algo mejor. Las lágrimas es todo aquello que no nos deja ver ese camino, y el camino son las nuevas oportunidades.

Llora, enrábiate, grita, enfádate, patalea, pero después límpiate las lágrimas y los mocos con la manga de la camiseta para volver a ver el camino. Y no te ciegues sólo en las grandes metas del final de la travesía, aprende a disfrutar y a sacar partido también de las pequeñas cosas de cada etapa.

Buenos días, verdecill@s. Aunque a veces no nos lo parezca, cada nuevo amanecer nos ofrece nuevas oportunidades, y aunque a veces sean pequeñitas no por ello son menos importantes. Un primer pasito puede llevarte también muy lejos.

 

 

Cree en ti

 

 

"Cree en ti y todo será posible"
"Puedes llegar a ser todo lo que te propongas"
"El fracaso no es una opción"
"Un día sin reir es un día perdido"


Y así os podría nombrar decenas de frases denominadas de "autoayuda", aquellas que te piden que hagas siempre buena cara cuando tienes roto el corazón o el aliento hace días que se quedó apagado. 

Frases que te empujan a esquivar el dolor, que nos quieren hacer pensar que somos superhombres y supermujeres y que somos capaces de controlar lo que sentimos... je.

Manipulación emocional, tal cuál.

Porque muchas veces, aunque quieras, no puedes.

Otras, aunque luches mucho no lo conseguirás, porque no todos los sueños se acaban cumpliendo. El fracaso también existe, queridos verdecill@s. Y hay que saber lidiar con él y gestionarlo para darle otra perspectiva. Y a mí me costó mucho aceptar el fracaso, pero desde entonces me siento mucho más a gusto.

Así que cuidado con la moda de la autoayuda, de la perversión de la autoayuda, y de lo peligroso que puede ser si nos situamos en ese extremo, igual que también lo sería situarnos en el opuesto, convirtiéndonos en unos apáticos, sin sueños ni esperanzas.

Busquemos el camino discreto que hay justo en medio.

Y aquí estoy yo. como una cabra loca saliendo esta tarde con fiebre a recorrer senderos por la montaña cuando hace más frío que un esquimal cagando cubitos (perdón por las palabras malsonantes, cosa de catalanes hablar así). Sí, porque antes que me "mate" el resfriado que llevo arrastrando hace días, lo mató yo a frío o a palos.  Lo siento, pero tenía que hablar de él, es que le estoy cogiendo hasta cariño del tiempo que estoy pasando con él.

Ya está, ya me he ido nuevamente por la tangente. Pues eso. 

Busquemos el camino discreto que hay justo en medio, ni superwomans ni supermierdas. Chim pon.

27 de diciembre de 2023

Aprendiendo a disfrutar

¿Por qué para muchos tiene más valor una casa, un coche o un móvil que una amistad, una agradable charla, una canción, esa pícara mirada o el simple hecho de contemplar un bonito paisaje?

Porque nos educan buscando la utilidad de las cosas y estamos más acostumbrados, y nos es más fácil, asociar las cosas que tocamos a un provecho; y la amistad, una canción o el contemplar un paisaje no lo podemos tocar con las manos. 

Además, vivimos en una sociedad consumista y cada vez más superficial, donde nos maravillamos por lo que se toca o por lo que se mide con dinero, dejando anulado todo aquello intangible, todo aquello que el Principito ya nos decía que era lo esencial, y qué además, es lo que permite a la humanidad ser más humana. Pero nos gusta taparnos los ojos, hacer oídos sordos y seguir a piñón fijo sin plantearnos nada.

¿Y qué se nos ocurre hacer para dar valor a todo lo intangible?  ¿Cambiar la manera de actuar, de vivir las cosas? No. Se nos ocurre aplicar, replicar, el mismo patrón de actuación: intentar también poseerlas, como si fueran una casa, un coche o la última adquisición de pantalones. Intentamos que las personas, la relaciones y todo aquello que queremos, que amamos, nos pertenezca, como nos puede pertenecer una casa o un coche. Pero lo intangible no funciona así, y el resultado está a la vista en todo ese tipo de relaciones.

Y así, llegamos al punto de ver a mucha gente con mucho dinero, o con smarthphones, patinetes eléctricos, y con todas las novedades del mercado, que aun así siguen siendo infelices. ¿Por qué? Porque no ven que lo importante no es el poseer una cosa sino el aprender a disfrutarla. Aprender a disfrutar de la parte intangible de cada cosa, de cada persona.

El consumismo nos lleva a comprar más, a tener más, pero como podéis ver a vuestro alrededor, una vez ya tenemos cubiertas nuestras necesidades básicas, tener más de todo ya no nos aporta más felicidad. En seguida nos cansamos de las cosas, porque compramos y compramos, más y más cosas, sin haber aprendido a disfrutarlas, ni les dedicamos el tiempo necesario. Y allá vamos, en busca de la felicidad a través de más y más  posesiones. 

Sólo aprendiendo a disfrutar de las cosas, consigues ser feliz con lo que tienes sin tener que desear constantemente más. Pero ello requiere también de un aprendizaje. Ello requiere cambiar la perspectiva.

Yo, me quedo con el brillo de tu mirada, la melodía de tu voz, el sonido de las carcajadas, las noches de verano contemplando las estrellas des de lo alto de la montaña, el murmuro del mar, el frescor del río en tus pies, la imaginación que surge de una buena lectura o la sobremesa de un agradable encuentro con los amigos.
Se es más feliz cuidando relaciones que te suman, que comprando coches o acumulando dinero. 

🌻 Gaia, en continuo aprendizaje 🌻

 

 

19 de diciembre de 2023

Personas bonitas

 


A veces la vida nos sorprende positivamente a través de personas que sin llevar alas en su espalda traen polvito de hadas en sus bolsillos para regalar bondad y momentos de felicidad a nuestros caminos. 


Déjate inundar de su magia aunque sea sólo un instante, o a ratitos. Porque la vida no sólo son "peros" y contras, a veces son 'a favor' y hay que también aprender a disfrutar y aprovechar esas oportunidades y momentos.


Buenos días verdecill@s!

15 de diciembre de 2023

Recuerdos

 


Salida de la escuela. De camino a casa, con el avi Francisco y mi hermano, nos deteníamos en aquel pino tan grande a recoger un puñado de piñones para aplastar con una piedra que teníamos guardada en el jardín para esas ocasiones. Todavía recuerdo aquel gusto tan delicioso, y también el gusto amargo de aquellos que ya estaban pasados. 


Después, un rato de deberes. Cada tarde, puntuales, ya les veía llegar, uno a uno, a través de la ventana del comedor de mis abuelos. Primero Juan, el Manco, cargado con aquella bolsa de piel llena de bolas de petanca. Siempre era el más puntual. Después iba apareciendo Luís, su hijo, un año más pequeño que yo. Juan empezaba el ritual de limpiar una a una cada bola plateada, con aquel trapo amarillo con rallas marrones que siempre estaba tan limpio e impecable. Todavía venden esos trapos, pero ya no se estilan.


Más tarde, y sin prisa, a paso calmado, salía mi abuelo Francisco, cargando su bolsa de cuero de petanca, la negra. Y así, uno a uno, se iban incorporando los demás mientras yo me afañaba en acabar rápido los deberes y los estudios para no llegar tarde a la cita de la petanca. 


Recuerdo también al Sevillano, un personaje redondito y bajito, que lanzaba las bolas con una precisión milimétrica y una fuerza descomunal. Patapaaam. Todavía recuerdo aquel intenso sonido de sus bolas chocando contra las de sus adversarios haciéndolas saltar lejos del terreno de juego. Con él hacía un buen equipo, yo era precisa en la puntería, él en hacer salir disparadas las bolas de los contrincantes.
Y así pasábamos las tardes. Un puñado de ancianos y dos niños de corta edad, Luís y yo. Dos generaciones unidas por un juego: la petanca. En el campo de piedras. En aquella época todavía no se estilaban los campos de petanca y cualquier campo abandonado se convertía en pista.
Entonces no eran ni las videoconsolas, ni las tablets, pues ni existían, sino aquellos juegos de calle, como la petanca. Adoraba, amaba a todos esos abuelos. ¡Cómo les recuerdo! ¡Cómo se me salen las lágrimas al recordarlos, combinación de tristeza y de alegría al mismo tiempo! ¡Cómo les echo de menos! Aquellas tardes de petanca, en el campo de piedras... con ellos, con mi avi.

 

Saber elegir

 


Ahora que se acercan unas fechas tan especiales para muchos de nosotros, de reencuentros, de sobremesas, de eso que llaman espiritu navideño, toca hablar de lo que también no es.


Ama a tus seres queridos, sean familiares, amigos, pareja... ámalos siempre que sumen, pero aléjate si te restan. No por ser familiares o allegados deben tener el derecho eterno e inamovible de ser amado, seas hijo, hija o cualquier otro parentesco. 


Porque hay familias que están con nosotros solo cuando les conviene y seguir usándonos en nombre de la sangre que nos une. Hay familias que simplemente estarán contigo para hacer el 'paripé' o por 'el qué dirán'. Hay familias tan tóxicas, dañinas e hirientes que la distancia se convierte en el único camino si quieres evolucionar y abrirte un camino más sano, y por consiguiente feliz.


Así que dejemos de romantizar a familia, amigos, parejas,... y seamos capaces de poner límites sean quienes sean. Dejemos de pasar por el tubo de todo el paripé de la Navidad obligándonos a ir a comilonas y cenas con gente que no te trata bien, que no te aporta, que el resto de año ni se acuerdan de ti, o con la que no te sientes bien, simplemente porque sea tu familia o allegado.


Hace falta ver también las sombras de nuestro árbol genealógico o de amigos o pareja, para ser capaces de alejarnos de lo que nos hace daño. Para ello sólo hace falta unas cuántas cosas, algunas de ellas son dejar de pensar en el qué dirán, empezar a pensar en ti y en que tu tiempo es el regalo más preciado que puedes ofrecer como para ir entregándoselo a gente que no se lo merece, restándolo de aquellos que verdaderamente son merecedores.


Sí, no me avergüenza decir que me encanta la Navidad, no por su significado religioso, sinó por su ámbito cultural. Buscar el tió, alimentarlo y cagarlo, ir a ver a los Reyes Magos, comer turrón Schuchard o aquel de yema de mi pastelería favorita, adornar el árbol, montar el belén, iluminar el balcón y... pasar las tardes de sobremesa jugando al bingo y a juegos de mesa junto al fuego a tierra, recordar a los ausentes mirando sus sillas vacías, montar la fiesta en casa con los amigos para Nochevieja y reir hasta que se me desencaja la mandibula, o hacer incluso alguna escapada.


Pero me gusta la Navidad junto a mi gente real,  cercana,  que está también el resto del año, aunque sea en la distancia y que, aunque pase tiempo sin poder vernos, nos valga cualquier nuevo encuentro para que parezca que nos vimos ayer mismo.


A veces menos, es más. 

 

14 de diciembre de 2023

Alas

 


 

Llorar también es sano y ayuda a sanar nuestro corazón, dónde hay dolor hay aprendizaje y dónde hay abuso hay límites.


Aunque a pasos pequeños, he ido aprendiendo a pedir lo que necesito, a expresar mis emociones. 


Amo sin esperar cambiar a nadie y mucho menos para creerme mejor.


Si deseo volar, busco mis alas, esas que he ido construyendo a base de cada una de mis vivencias y de reconstruirme el corazón roto una y otra vez, para así volar hacia un lugar mejor.


Y con esas alas, volar y volar, en busca de nuevas experiencias capaces de calmar mi sed de odio o tristeza.


Siempre intentaré volar alto y feliz con quienes elijan volar conmigo, aspirando a un mundo libre de culpas y cargas que no nos dejan sentir el verdadero amor.


Me encontrarás en lo real, en lo positivo, en el amor, en el progreso.


Me encontrarás volando, a veces con alas maltrechas, otras con unas alas deslumbrantes, volando en esta corta, larga o eterna vida. Y si algún día se me resquebrajan del todo, no me quedará otra que seguir este viaje... andando, a veces llorando, a veces sonriendo, a veces cabizbaja, a veces a lo loco, hasta volver a reconstruirme las alas. C'est la vie.