Ahora que justo nuestros hij@s empiezan a coger el ritmo del nuevo curso escolar, y antes que llegue el final del primer trimestre, os quiero dejar una reflexión sobre algo muy temido por muchos de los alumnos (y madres y padres): las notas.
Sí, los profesores necesitan de alguna herramienta para poder avaluar el trabajo de los alumnos en clase. Pero tengamos todos presente, que las notas no reflejan la formación integral de una persona, simplemente una determinada formación dentro de un temario donde otras habilidades o capacidades de los alumnos no se tienen en consideración.
Sí, las notas sirven para tener una idea de cómo trabaja nuestro hij@ en clase, para saber si el niñ@ ha aprendido las lecciones que les han dado. Y sí, sirve para compararlo con sus compañeros.
A nosotro@s, como madres y padres, nos puede dar mucha seguridad ver que nuestros hijos nos traen buenas notas, pero esas notas son sólo el reflejo de un determinada temario, y el temario con el que se tendrán que enfrentar a lo largo de su vida es muchísimo más extenso del que habrán estudiado en las aulas.
No nos hundamos como padres y madres si vemos que nuestr@s hij@s no sacan las notas que esperaríamos. Pueden ser “flojos” en la escuela pero después “fuertes” y “hábiles” en la vida. Las notas no lo son todo.
Las notas escolares pueden ser muy importantes para acabar la formación reglada y para conseguir títulos, pero no lo son todo. Porque puedes tener malas notas en el colegio pero ser muy capaz para hacer determinadas cosas que en un futuro te llevarán al éxito. Seguro que todos conocemos a muchas personas preparadísimas, con decenas de títulos y que de mayores han fracasado en muchas de sus metas, porque sacaron 10 en matemáticas pero son un 0 en relacionarse con los demás.
Por eso soy partidaria de trabajar en las escuelas las inteligencias múltiples. Porque si mides al pez por la habilidad de trepar es posible que ese pez crea que no sirve para nada.
Preparemos a nuestros hijos para su camino, pero no le hagamos el camino, ya que si lo hacemos, les crearemos más inseguridad y todavía será peor para su futuro. Así es como vemos las calles llenas de jóvenes vacíos , cuando en realidad están llenos de habilidades que en su día no se las examinaron y que ahora les podría estar llevando por un camino mucho mejor.
Sí, los profesores necesitan de alguna herramienta para poder avaluar el trabajo de los alumnos en clase. Pero tengamos todos presente, que las notas no reflejan la formación integral de una persona, simplemente una determinada formación dentro de un temario donde otras habilidades o capacidades de los alumnos no se tienen en consideración.
Sí, las notas sirven para tener una idea de cómo trabaja nuestro hij@ en clase, para saber si el niñ@ ha aprendido las lecciones que les han dado. Y sí, sirve para compararlo con sus compañeros.
A nosotro@s, como madres y padres, nos puede dar mucha seguridad ver que nuestros hijos nos traen buenas notas, pero esas notas son sólo el reflejo de un determinada temario, y el temario con el que se tendrán que enfrentar a lo largo de su vida es muchísimo más extenso del que habrán estudiado en las aulas.
No nos hundamos como padres y madres si vemos que nuestr@s hij@s no sacan las notas que esperaríamos. Pueden ser “flojos” en la escuela pero después “fuertes” y “hábiles” en la vida. Las notas no lo son todo.
Las notas escolares pueden ser muy importantes para acabar la formación reglada y para conseguir títulos, pero no lo son todo. Porque puedes tener malas notas en el colegio pero ser muy capaz para hacer determinadas cosas que en un futuro te llevarán al éxito. Seguro que todos conocemos a muchas personas preparadísimas, con decenas de títulos y que de mayores han fracasado en muchas de sus metas, porque sacaron 10 en matemáticas pero son un 0 en relacionarse con los demás.
Por eso soy partidaria de trabajar en las escuelas las inteligencias múltiples. Porque si mides al pez por la habilidad de trepar es posible que ese pez crea que no sirve para nada.
Preparemos a nuestros hijos para su camino, pero no le hagamos el camino, ya que si lo hacemos, les crearemos más inseguridad y todavía será peor para su futuro. Así es como vemos las calles llenas de jóvenes vacíos , cuando en realidad están llenos de habilidades que en su día no se las examinaron y que ahora les podría estar llevando por un camino mucho mejor.
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