6 de junio de 2024

Riendas

 


Ante un problema o desafío siento como un grito interior que me llama a superarlo. Hay personas que me consideran una mujer exitosa, yo me considero simplemente una mujer normal que enfrenta los obstáculos con toda la valentía y fortaleza disponibles en ese instante. 

Siempre me ha gustado llevar las riendas de mi vida, por consiguiente, intento controlar (gestionar) o apartar todo aquello que me pueda hacer perder esas riendas, al menos hasta que consigo ser capaz de llevar esa situación también bajo mis riendas.

Es curioso, me considero por un lado una mujer aventurera, pero por otro no me gusta perder las riendas. Me pregunto si eso es lógico, razonable, coherente... Sin embargo, así es como me siento, así es como soy. 

Si hay algo por lo que creo, me lanzo, y aprendo y crezco como persona en ese proceso. Pero como mujer a la que no le gusta perder las riendas, no me lanzo a piscinas sin saber si hay agua.

Por esta manera de ser, supongo que a veces puedo parecer (o soy) una mujer agresiva, competitiva... pero muy pocas veces imprudente.

 

 

No me gusta que me enseñes

 


 

Estos últimos días estoy dándome cuenta de muchas cosas. Algunos lo llamarían autoconocimiento. Son cosas que ya sabía, pero no me había parado a pensar en ellas, a reflexionarlas, a indagar en ellas.

Una de las cosas es que no acepto lecciones de nadie ni de nada. Tengo que aprender por mí misma. Y así he ido haciendo toda mi vida. Aprendiendo de mis propias experiencias, de mis fallos y de mis aciertos, y no de libros o consejos. Aunque eso no significa que a veces no escuche consejos... bueno, más bien los oigo, porque la mayoría de veces, no los escucho. Ante consejos, construyo una barrera, no por defensa, sinó porque quiero aprender por mí misma y no por lo que los demás me digan. Pero que haga eso no significa que no aprenda de los demás. Soy observadora, y aprendo de los éxitos y errores que veo en los demás. No escucho consejos, pero observo y aprendo de los errores y éxitos de los demás. Sí, eso es. Hechos, no palabras.

Supongo que muchos dirían que esta es una de mis tantas sombras. Pero no me siento incómoda con ella. La conozco, la acepto, por lo que no me supone ningún bache en mi aprendizaje. Cada cuál usa sus métodos de aprendizaje. Libros, conferencias, hacer lo que le dicen... yo simplemente acepto aprender desde mi propia experiencia.

Soy de las que aprende por sí misma y después, con el tiempo, al leer ciertos libros o ver ciertas conferencias o documentales me doy cuenta que es así, que lo que he aprendido es eso que explican esos libros, esas personas. Pero mi cuerpo, mi mente, no acepta escucharlos si antes no los he vivido por mi misma. Algunos dirían "qué tonta que es!" si leyera esos libros y escuchara más avanzaría más rápido y seguro erraría menos. Peeeero, para qué sirve avanzar rápido si los aprendizajes no se interiorizan como se deben. Y soy de las que cree que no hay mejor manera para sacar el máximo de jugo de una lección que...vivirla. Leo libros, escucho conferencias, más que para aprender, para confirmar si lo que he aprendido y vivido es así o no.

Y aquí estoy de nuevo, escribiendo a boca jarro, sin ánimo de escribir grandes textos perfectamente ordenados y literalmente correctos. Escribiendo a bocajarro, que es como siempre me he sentido mejor.

Ya sabéis, soys libres de darme consejos, que los escuche... ya es otra historia jajaja.

Buenas tardes verdecill@s, buenas tarde verdecilla@.