Se acerca la hora. La plaza llena a rebosar, ya repleta del colorido de las camisas. Gente expectante. Charlas distraídas de los castellers esperando el turno del primer castillo. Bromas entre compañeros, risas, los flaviols empiezan a entonarse, largas faixes enrollándose en las cinturas, los pies se empiezan a descalzar...hoy toca Diada castellera.
El cap de colla mira el croquis y empieza a gritar: Pitu, Toni, Cesc, Laia, Marta a baixos...per sota Fredi, Nil, Iu base...Carol, Pere, Josep, Olga primers...Marina com a acotxador i Lara angeneta...viiiingaaaaa!!.
Se empieza a formar la piña, la base del castillo. Castellers, amigos, familiares, espectadores y demás espontáneos pasan a formar parte de la base del castillo. Sin una buena base construída meticulosa y equilibradamente es imposible conseguir un gran castillo, y para ello se necesita mucha gente y solidez. Tapar el máximo de espacios para equilibrar las tensiones, para repartirse entre todos el peso del futuro castillo. Unamos los cuerpos, unamos los brazos, piernas...sintamos el aliento y el sudor del compañero.
Y se empieza a subir y subir y subir, todos a una, totalmente coordinados, donde no llega uno llega el otro, donde uno pierde un poco el equilibrio va el otro y le ofrece su mano, si la base no puede y se desequilibra pues a tapar agujeros en la piña. El cap de colla no pierde detalle y no para de dar indicaciones...y subir y subir...
Equilibrio, fuerza, confianza total en los compañeros, cualquier fallo de sólo uno de ellos y se caen todos. A medida que el castillo va cogiendo altura se puede palpar la tensión en los cuerpos y caras dels castellers. La plaza resta totalmente expectante con las caras mirando hacia el cielo. Y empieza a sonar la música indicando que el castillo empieza su parte más difícil, en la que el castillo ya empieza a construir la parte superior del tronco. La plaza se calla. Silencio. Shhhhh. Sólo los gritos del cap de colla dando las instrucciones precisas. Y se sube, se sube...
Se sube hasta tocar el techo de la plaza con la punta de los dedos. A una se le pone la piel de gallina cuando la angeneta levanta el brazo indicando que el castillo está cargado. Aplausos, lágrimas, y emoción, mucha emoción en la plaza al ver que se ha conseguido semejante proeza.
Para después empezar la bajada. Empezar a bajar con una mezcla de tensión, adrenalina y emoción al palpar que sí, que también se va a conseguir descargar!! y se descarga. Y entonces explota toda la adrenalina!! todos esos nervios y tensión explotan en un júbilo indescriptible. Como un gran orgasmo donde todos se abrazan, se besan, se zarandean...cada castillo un nuevo logro, un logro de grupo, una proeza...admirable.
Para mí es indescriptible lo que me hacen sentir els Castells (castillos), no sé, desde bien pequeñita me he sentido muy atraída por ellos. Y ya de mayor me he dado cuanta de todo lo que ellos nos enseñan. Las colles castelleres (grupos castelleros) son un lugar de integración y de cohesión social, donde todo el mundo, independientemente de su edad o físico, encuentra un lugar para contribuir en la construcción de un castillo. En ellos se ejercita el compañerismo, se potencia el trabajo en equipo, la coordinación, el esfuerzo, el respeto entre todos los integrantes. Amor, cariño por los compañeros. El logro de conseguir cargar y descargar un castillo no es fruto de una única persona, sinó de TODOS, desde el que está más abajo hasta del que está arriba de todo, desde el que reparte agua entre los compañeros hasta el que ayuda a colocar las faixes. Y lo más importante, sin cada uno de ellos no es posible conseguir el logro. Se comparten todos los sentimientos, la euforia del logro y la rabia del fracaso. ¿Fracaso? ¿quién ha dicho fracaso? en els castells nunca se fracasa, caiga o no caiga, siempre es un éxito. Tanto se celebra la victoria como se consuela al compañero en la "derrota". Pero siempre, victoriosos.
¿Sabéis? creo que todos tendríamos que vivir una Diada Castellera al menos una vez en nuestra vida. Pero vivirla des de ahí abajo, en los pilares del castillo. Para palpar todo eso que os he dicho. Es más, me atrevo incluso a decir que els castellers tendrían que integrarse en la actividad de educación física de los colegios. Sin ir más lejos, algunas colles castelleras ya han traspasado nuestras fronteras y llevan a cabo proyectos con escuelas de otros paises para favorecer a través de los castillos no sólo un intercanvio de cultura y conocimiento sinó una lección de donde se combina el esfuerzo físico y el ejercicio, con la mente, el compañerismo, el espíritu de lucha y sobretodo una gran cosa: EL GRUPO y una COMPETENCIA CONSTRUCTIVA. Porque la actividad castellera va más allá de una actividad cultural catalana, significa una terapia fantástica para fomentar valores como la cooperación, el trabajo en grupo, el esfuerzo, el saber aceptar las derrotas y logros entre todos...porque si cae uno caen todos, y nunca triunfa uno sólo sinó todos.
Imagináos por un momento que extrapolamos todo ésto en nuestro día a día...equilibrio, esfuerzo, confianza, compañerismo, logros colectivos y no individuales...os imagináis?
Igual todos, al menos una vez en nuestra vida, tendríamos que participar en un castell
PD: las fotos y los vídeos los tomé durante la Diada Castellera de les Fires de Girona 2009. Estuvo genial!!! Y el 2 de 9 amb folre...apoteósico!! Y ahora que ya finalizó la temporada castellera me apeteció compartir todo lo que me hacen sentir con vosotros.
Castillo levantado desde abajo, aunque lo veréis de lado, pues lo gravé torcido