Hubo un día en el que tu alma, tu corazón, tu cabeza, ya no resistían más y dejaste salir todo lo que habías sentido e igual todavía hoy sientes por mí.
A menudo, con toda la buena intención del mundo, nos mordemos las palabras a sabiendas que eso acabará devorándonos el corazón, y hasta buena parte de nuestra existencia. Pero supongo que eso significa amar, amar en mayúsculas, pensar más en el otro que en uno mismo, dar sin esperar recibir nada a cambio. Porque el amor es siempre generoso. Pero, a veces, qué duro es eso. Sobre todo cuando tu vida se llena de sueños que igual nunca se podrán cumplir, pero sobrevives a ello con el simple pensamiento que esa otra persona está ahí, que existe, que siente lo mismo que tú, que es real y que su simple existencia te crea un huracán de emociones que bien llevadas te hará llegar a ser incluso mejor persona. Llegas a amar tanto y tanto a esa persona que acabas creyendo lo que nunca hubieses creído creer, llegas a sentir lo que nunca antes sentiste, llegas a hacer cosas en contra de tu más estricta ética y moralidad y llegas a pensar más en esa persona que minutos tiene el día.
Supongo que de pequeños entendemos el Amor como algo más sencillo, en el simple me gusta y disfruto de ello y de este instante, da igual cómo, cuándo o lo que dure. Con los años ese me gusta se transforma en un te quiero, muchas veces malentendiéndolo como una posesión y a cierta edad acabas entendiendo que el amar va de unos sentimientos tan y tan grandes que hace que puedas llegar a pensar y a actuar de una manera que nunca antes hubieses creído llegar a hacerlo. Llegas a disfrutar con ese simple sentimiento, sin posesión, por desgracia, demasiado a menudo, con demasiados impedimentos auto-impuestos, pero con una fuerza capaz de romper todo aquello que construiste hasta el día de ayer. El amor es capaz de darle la vuelta a tu vida y si no lo crees es porque todavía no lo has vivido.
Hoy en día parece fácil conseguir sexo, pero el amor parece que tengamos que ir a buscarlo a otra Galaxia, y cuando lo tenemos, las circunstancias del momento y del lugar, o de la otra persona, o puede que la mezcla de absurdidades de esta vida, te crean un muro. A veces es como si el espacio y el tiempo se pusieran en contra que dos personas puedan simplemente amarse con locura y sin ataduras, sin tanto sentido de responsabilidad. Pero supongo que soy humana, que tú y yo somos humanos, y como tales, erramos y demasiadas veces nos convertimos en seres absurdos.
Igual algún día mi alma, mi corazón, mi cabeza, tampoco resistan más y dejaré brotar todo lo que he sentido y siento por ti. Pero es que me falta una pieza. Tengo la sensación que me falta una pieza del puzle, de tu puzle, esa pieza que lo haría encajar todo. Una pieza que me está volviendo loca. La pieza que me hará entenderlo todo, que me hará saber quién eres. Y quizás, cuando encuentre esa pieza, las cosas cambien…
Hay tantas formas de expresar el amor como personas hay en este mundo y sé que a menudo las mías no son las que más te gustarían. Pero gracias, gracias por tu paciencia, gracias por haberme enseñado lo que es amar de verdad, amar de corazón, amar con el alma. Gracias por haber compartido conmigo tus sentimientos. Gracias por haberme enseñado otro significado de amar que antes no había conocido. Gracias por amarme. Simplemente por eso, por todo esto, siempre te estaré agradecida y seguramente, siempre, yo también te amaré.
Estés donde estés…cuídate.