9 de agosto de 2018

De políticos lumbreras, cremas engañosas y medusas


Entras en la cafetería, coges el periódico, te sientas a tomar un café y te encuentras con esto:

Para empezar, el mar es el hábitat natural de las medusas. Así que, si aún caso, somos nosotros los que invadimos su espacio y quienes las amargamos, a ellas y a todo bicho viviente que haya decidido hospedarse en nuestras costas (erizos, rayas, estrellas…), sólo hay que ver a la gente pisoteando las rocas sin el menor cuidado y cazando fauna marina por divertimento.

Por mi profesión estoy en contacto con científicos e investigadores nacionales e internacionales de varios ámbitos, entre ellos, el marino. Una de las cosas que siempre decimos cuando hablamos de este tema es que en un futuro, y no muy lejano, “nuestros mares serán o mares de plástico o mares de gelatina”. Lo de gelatina, como es obvio, va por las medusas. Ante todo, ellas NO son las culpables que la biodiversidad de nuestros mares acabe transformándose en mares de medusas. Los culpables somos NOSOTROS. Acabamos con sus depredadores naturales (tortugas, peces luna…), construimos y construimos espigones, acuicultura, y un largo etcétera que está haciendo posible la proliferación de todas las especies de medusas del planeta. Así que, venga, id eligiendo, abro encuesta:


Qué preferís: ¿un mar de plástico o un mar de gelatina?
(porque eso de cambiar nuestro comportamiento y modo de vida ¿cómo que no, no?


Después de un sorbo de café continuo leyendo el artículo el cuál acaba con la gran idea que tienen muchos ayuntamientos: cazar medusas.

¡Deben tener complejo de Bob Esponja!





¡Qué gran idea! En vez de preocuparnos por el motivo que provoca tal proliferación de medusas y atacarlo, vamos a acabar con la consecuencias y vayamos a cazarlas. Gran, gran y gran error. Leyendo este artículo, tengo claro que este año no voy a bañarme a Algeciras, no porque haya medusas sino por el hecho de pescarlas, ya que eso provoca algo peor, que es que se rompan a trozos y entonces llegan sus trocitos, pequeñitos, invisibles a nuestra vista, a nuestra querida playa. Y entonces salimos con picaduras sin saber de qué se trata. El mismo efecto causan las piscinas anti-medusas.

Escuchad bien, primera norma: dónde mejor están las medusas es en el agua. Si vas a una playa y ves una medusa, puedes esquivarla o decidir si quieres seguir bañándote allí o no. Pero si lo que hay son trocitos minúsculos que no puedes ver, simplemente saldrás lleno de picaduras sin saber ni de qué se trata y… por lo tanto, seguramente usarás un tratamiento erróneo ante estas picaduras (como ducharte en la ducha de la playa, lo que, lo agravará).

Dejemos a un lado nuestra irresponsabilidad como humanos ante nuestro entorno y a los lumbreras de políticos que en vez de escuchar a los científicos escuchan a sus bolsillos y a las encuestas de voto, y adentrémonos un poco en el tema de las empresas sabelotodo y sus cremas anti-medusas.

Escuchadme también bien: aquí, en España, no existe ninguna crema anti-medusas demostrada científicamente. Están añadiendo principios a nuestras cremas solares que se usan en Australia u otros mares donde las especies de medusas son diferentes. Por lo tanto, esos principios activos, muchas veces no funcionan contra las medusas que tenemos aquí. Precisamente estas cremas no tienen resultados claros aún ante las dos especies urticantes más comunes de nuestras costas, la Pelagia noctiluca y el Rhizostoma pulmo.

Pensad que cada especie de medusa, además de tener varios tipos de células urticantes, éstas pueden variar entre especies, ya sea en proporción y distribución, por lo que un compuesto que pueda activar, ser neutro o inhibir la “picadura” en una especie, en otra podría hacer totalmente lo contrario, por lo que para poder encontrar cremas preventivas y tratamientos deben hacerse pruebas de forma específica para cada especie de la zona.

Así que no os fieis de esas cremas y os metáis en una playa con medusas tan tranquilamente pensando que no te puede pasar nada. El único remedio anti-medusas que funciona es una barrera física (tipo traje neopreno) o una crema solar espesa, de esas que te dejan una capa gruesa de potingue. Las cremas anti-medusas tienen el mismo efecto que ponerte un buen grueso de cualquier otra crema. Así que no te enreden.

Y para acabar, estoy harta que los medios de comunicación se dediquen a llenar páginas y horas de telediarios a base de alarmar a la gente con las medusas. Si el personal está de vacaciones y no tienen noticias, mejor que callen o hablen de la sexualidad de los marsupiales.

Y de momento, por hoy aquí lo dejo. Otro día os escribiré un poquito más sobre este fascinante ser que es la medusa.








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