Durante mi vida en más de una ocasión he sentido que no he estado a la altura. Quieres mucho a alguien, pero cuando ya no está, te viene esa sensación y esos remordimientos de haber podido hacer más de lo que hiciste. Que te digan eso de hiciste todo lo que pudiste no te consuela porque sigues creyendo que no fue así, que pudiste haber hecho todavía más.
No sé si será consecuencia de mi elevada auto-exigencia o si realmente en esos momentos, con esas personas, no estuve verdaderamente a la altura.
No creo en San Pedros ni en tribunales del Más Allá que una vez muerta me manden para el Cielo o para el Infierno según haya hecho en vida, así que siempre he creído que es en esta vida dónde nuestros hechos son juzgados y sentenciados, y cuando se lo merezcan, perdonados. Es aquí dónde se nos juzgará, ya sea mañana, dentro de una semana o de diez años, porque lo que te ocurra en esta vida es en gran parte consecuencia de tus actos. Todo lo que das, de una forma u otra, vuelve. Así que será el tiempo quién juzgue si ha sido el puto egoísmo o mi maldita elevada auto-exigencia la que me hace sentir este sentimiento de culpa algunas veces.
Si fallé en algo, recogeré tempestades, y tendré que aprender de sus aguas para no volver a repetirlo. Si, por el contrario, hice lo correcto o lo mejor que lo podría haber hecho en ese momento y en esas circunstancias, supongo que recogeré girasoles.
Somos humanos, soy humana, y por lo tanto imperfecta no, lo siguiente. A veces acierto, muchas otras veces me equivoco. Lo difícil es saber llevar lo segundo, los errores, cuando ya no es posible subsanarlos con esa persona. Pero de todo se aprende y supongo que la lección servirá para no volver a cometer esos errores en un futuro, con otras personas. Aunque los remordimientos ahí están, siempre ahí, clavándose como puñales mientras tú sigues sin saber si verdaderamente fuiste una puta egoísta o hiciste todo lo que pudiste. Et voalá, la incerteza con la que tenemos que aprender a vivir día a día esta vida.
Porque si no aprendes que cada uno recibe lo que da y cada uno da lo que recibe, si no crees en el efecto mariposa que tiene cada uno de nuestros actos, por insignificantes que te parezcan a veces, y si no consigues darle la vuelta a tus remordimientos para encontrarles una salida en vez de fustigarte día a día con cada uno de ellos, acabarás bajo el barro.
La vida es energía y como ella, todo se transforma. Así que intentemos transformar en algo positivo cada uno de nuestros errores. Como suelo decir, pensemos y actuemos en verde y dejemos el negro para observar las estrellas.
Porque si no aprendes que cada uno recibe lo que da y cada uno da lo que recibe, si no crees en el efecto mariposa que tiene cada uno de nuestros actos, por insignificantes que te parezcan a veces, y si no consigues darle la vuelta a tus remordimientos para encontrarles una salida en vez de fustigarte día a día con cada uno de ellos, acabarás bajo el barro.
La vida es energía y como ella, todo se transforma. Así que intentemos transformar en algo positivo cada uno de nuestros errores. Como suelo decir, pensemos y actuemos en verde y dejemos el negro para observar las estrellas.
Me ha encantando tu post! Transmites una energía especial ;D Sigue así!
ResponderEliminarSimplemente intento transmitir a través del blog esas cositas que cada uno de nosotros en un momento u otro sentimos.
ResponderEliminarGracias por tu comentario y por tu visita.