26 de mayo de 2022

Incomodidad

 


¿Cuántas veces habremos estado en una situación incómoda y hemos deseado huir tan rápido como fuese posible?  

Esa incomodidad te muestra algo que temes, o que desconoces o que rechazas, o a lo mejor tu inseguridad. Y es precisamente en esos escenarios, en los que de buenas a primeras temes adentrarte, dónde también puedes ganar en experiencia, en nuevas oportunidades. Porque si sólo te mueves por terreno cómodo, sí, tu vida parecerá más tranquila, fácil, pero sin más aprendizajes.

Tú eliges: adentrarte en las incomodidades o huir de ellas. Darte nuevas oportunidades para descrubrir nuevos hallazgos y crecer o seguir en tu zona de confort.

No, no se trata de lanzarse a la piscina sin agua, de ser una kamikaze. Se trata de darte la oportunidad de descubrir cosas nuevas. De crecer, de evolucionar. Porque el crecer también puede suponer dolor e incomodidad.

La incomodidad es como la ira o la tristeza de la que hace un tiempo hablaba. No debes dejar que te controle la vida pero sí aprender a bailar con ella y a sacar la parte de crecimiento. Retarte. 

¿Qué tal si bailamos también en una pista incómoda?

Buenos días verdecill@s.




 

15 de mayo de 2022

Tempus fugit

 

"Hablemos para no oírnos 

Bebamos para no vernos

Y hablando pasan los días
Que nos quedan para irnos.
 
Malditza dulzura la nuestra."

 
A veces te enamoras de alguien con un corazón hecho cenizas y con miedo a caer al intentar volar otra vez. Pero por mucho que duela, todavía le quieres. 
 
Cansada ya de tantas historias lo único que quieres es que levante la vista y te vuelva a mirar. Pero el tiempo no es infinito, es fugaz y una no puede esperar eternamente.
 
El estar con aquella persona te hace pasar el tiempo tan i tan rápido, que notas que se te escapa entre los dedos.
 
Soys dos personas que se aman, que se cuentan más con lo que no se dicen que con lo que se dicen. Pero ahí están, dejando pasar los minutos, las horas, los días... deseando poder estar juntos y poder disfrutar de esa maldita dulzura.

No olvidemos: la vida es fugaz.


6 de mayo de 2022

Tristeza

 


Que siempre intente ver el vaso medio lleno y no medio vacío no significa que nunca tenga que bailar con la tristeza. No, no es agradable sentirte perdida en la pista de baile, triste, sin saber muy bien qué hacer. Tú al ritmo de ella, la tristeza, esa tristeza que a veces se nos presenta más grande y presente que nunca, que nos llega a invadir hasta el último recodo de nuestro cuerpo y alma. 

Y le das la mano y aceptas el baile. Dejas que te abrace, te entregas a ella, sin resistencia. Es sólo bailando con ella y dejándole su espacio que conseguirás que pase y que no acabe invadiendo toda la pista de baile. Que pase no significa que desaparezca sin más, sinó que acabas transformándola, transformándola en amor, en aprendizaje.

Porque bailar con la tristeza es también un gran apredinzaje, para nada agradable, pero imposible evadirse de ella en toda una vida. Y es bailando con ella que cada vez aprecias más lo que tienes y así, aunque no lo creais, de ella también nace el amor más grande, real y vital.

Pero no, nunca me fue fácil aceptar su baile, y ahí me refugiaba, entre amazijos de cientos de capas de hielo.  Si no te implicas, no sufres. Pero si no te implicas, no vives en mayúsculas. Y así un día decides derretir esos témpanos de hielo y te das cuenta que sinó vives la tristeza nunca podrás tampoco vivir el amor en todo su esplandor. Todo tiene su riesgo, y vivir en plenitud significa precisamente eso. Vivir también la tristeza para vivir el amor.