Cuán doloroso es tener que sonreír cuando se llora por dentro, cuando por dentro te resquebrajas.
La vida enseña, es obvio. A veces te hará feliz, otras te hará más fuerte, otras renacer de entre tus despojos, otras a remar fuerte... y otras te hará tener que dibujar una sonrisa cuando tus ojos lloran.
Pero la vida también te vuelve "loca". Te hace reír a carcajadas, te ilumina los ojos, te enseña a ver el brillo de las personas y a detectar cuando se les apaga.
La vida te enseña a hacer cosquillas, a saber encontrar la parte buena en lo malo y a ver que muchos obstáculos te los has puesto tú misma en tu propio camino, y te enseña a apartarlos o a saltarlos.
La vida te enseña a "desdramatizar", a apreciar tus puntos débiles y a saber sacarles también partido.
La vida a veces te hace sentir loca. Y hablas de temas que otros parecen no comprender, te quedas embobada admirando los campos verdes de primavera o acaricias las plantas de los bordes del camino mientras tu mente se va a mundos de cuentos de hadas o naves espaciales.
La vida a veces te hace sentir loca, ¡pero divina locura!
Y así, esta mañana, vuelvo a levantarme tremendamente loca.
Buenos días, verdecill@s!