En medio del caos y el estruendo de la guerra, los inocentes caen. Sus risas, apagadas; sus sueños, truncados. Cada niño perdido es una estrella que se apaga en el cielo, dejando un vacío inmenso y un dolor que nunca se desvanece.
La guerra roba lo más puro de la humanidad. Los ecos de sus risas se pierden en la distancia, y cada día sin ellos es una página en blanco que nunca se llenará de sus historias, dejando solo el silencio y la sombra de lo que pudo ser, y ya no será
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