Nooooo, no vi las Auroras Boreales. Hacía frío, era la época en que más probabilidades se tiene de verlas...pero las noches nubladas impedieron poder contemplarlas y además coincidió que la actividad de las auroras en los días que estuve en la Laponia finlandesa fue de 1 sobre 9. Así que nasti de plasti. Como pasaban los días y no veía las auroras incluso fui a ver a Papa Noel para pedirle si podría concederme ese regalo. Me dijo que esa noche no, pero que las vería al día siguiente. Yo le respondí que si no era así, volvería a pasar cuentas con él. Y como no vi las auroras, pues pienso volver a decirle cuatro cosas, por lo menos que cambie de bolita mágica pues le está timando.
Peeeeeero, es lo que siempre digo: ten un sueño, márcate un objetivo, una meta, un reto...a lo mejor no lo conseguirás pero el simple echo de ir a por él con todas tus fuerzas te traerá montones de cosas que te sorprenderán, que te enamorarán, que te harán pasar unas experiencias que ni tan siquiera antes te habrías imaginado que vivirías. Y eso fue lo que me pasó. Ufff, he aprendido muchas cosas del viaje y he podido hacer actividades que tenía muchas ganas de realizar. Y como no, me he llevado también grandes sorpresas.
Palpé in situ lo que supone estar a tan bajas temperaturas, pasé unos días en uno de esos lugares en el que puedes encontrar la soledad total, disfruté de naturaleza pura y dura, de paisajes nevados como nunca hasta ahora había visto, hice una expedición y conduje trineos de huskies, conducí motos de nieve, me disfracé de Teletubie y me pegué un baño en pleno mar helado con una tranquilidad y un silencio único, probé las famosas saunas finlandesas, comí a 5 grados bajo cero en un hotel de hielo, estuve en iglús, me deslicé por tubuganes de hielo, jugué como una niña, surqué el mar a bordo de un auténtico rompe-hielos y aprendí su funcionamiento visitando su sala de máquinas y todos sus escondites, tuve la experiencia de vivir en ciudades colmadas de nieve y que aún así hacen una vida "normal"... en definitiva hice un montón de cosas por primera vez y flipé sobretodo con tres cosas: el mar helado y nevado, el tipo de nieve y la conducción lapona!!
En cuanto al mar, no me esperaba ver un mar así, estaba totalmente helado, podías andar sobre él o surcarlo en moto de nieve o esquiando. Ufff, para alguien del Mediterráneo como yo fue espectacular espectaculorum! imagináos ir en un rompehielos, parar en medio del mar y bajar a andar por él. O estar en la costa y decir "quiero ir a esa isla de ahí adelante" y coger e ir andando hasta ella. Una pasada! no sabría ni describir las sensaciones que me causaba.
La nieve, del frío que hace, cristaliza de tal forma que es como polvo, no puedes ni hacer bolas de nieve y si quieres hacer un muñequito tienes que mojar la nieve con agua.
Y la conducción lapona sobre carreteras totalmente nevadas y heladas, por mucho pneumático de clavos que lleven, es espectaculorum y acojonante!! sobretodo si vas en un autobus con un chófer atrevido.
De animales en esta época se ven poquitos, pues la mayoría, como el oso, lobo y demás, están escondiditos invernando. Así que sólo vi un pajarraco que aún no he tenido tiempo de buscar por internet de que especie es, alguna ardilla de color gris-rojizo y renos, tanto salvajes como domesticados.
De anécdotas también hubo muchas. Como la de los renos. Sobre los renos...bueno, los que me conocéis más sabéis que...como lo diría...pues sí, que los animales con cuernos y yo no somos "muy amigos". Es decir, suelen atacarme, ya sean vacas, cabras... Pues bien, me propuse hacerme amiga en Finlandia de los renos. Y bueno, os diré que no, no lo conseguí. Es increíble. Incluso fui a una granja de renos, que vamos, estaban bastante domesticados. La gente se hacía foto con ellos y yo me dije, "va, Silvia, tú puedes. Sé capaz de acercarte a él (me refiero al reno blanco guapísimo que había) y te haces una foto". Pues qué va!! fue acercarme y giró con tan mala baba la cabeza que si no llega a ser por los buenos reflejos que por suerte aun conservo me hubiera dado una buena cornada!! hasta el propietario de los renos flipó! no entendía qué le pasaba conmigo (bueno yo sí lo entendía, que me tienen manía jajaja). Pero ahí no acabó la cosa. Más tarde fui de paseo de tranquis en un trineo de renos, todo parecía ir bien, hasta que llegamos al destino y al intentar bajar del trineo pegó un acelerón y se fue camino para abajo. Imaginaos, el reno corriendo desesperado como si hubiera visto el mismísimo demonio, yo detrás enganchada en su trineo y el guía detrás nuestra pegando gritos de STOP STOP. Suerte que los estirones que le pegaba con la cuerda debieron dar efecto y paró que sinó hubiera llegado hasta Girona en trineo (os imagináis verme pasar por la frontera francesa cogiendo la N-II a bordo de un trineo?) Me bajé volando del trineo. Y como siempre, el guia también dijo "qué raro! nunca me había pasado". Así que lo siento, pero por un largo tiempo no volveré a intentar hacerme amiga de animales con cornamenta. Ellos que hagan su vida y yo la mía.
Otra de las anécdotas fue durante la expedición de huskies, la cual hice en la parte más al norte del país, donde hacía un frío de aupa. Pues bien, después de varias horas de trineo al fin apareció la cabaña donde debíamos parar a reposar y tomar algo caliente. Ese día era muy gélido y estaba perdiendo la sensibilidad incluso en los deditos de los pies. Así que vi la cabaña como un manantial en medio de un oasis. Pero cual fue mi sorpresa que al abrir la puerta y entrar en la cabaña resulta que el techo estaba abierto!!! y en el interior, pues claro, había incluso nieve buaaa buaaaa...están locos estos finlandeses!!! hacer cabañas sin techo!!! jajaja en cuanto encendimos el fuego no dudé en acercar mis pies y estaba tan fríos que no me dí cuenta que se estaba quemando el calcetín hasta que una compañera francesa dijo algo así como: "My God!" Y luego, más tarde, con los pies ya calentitos, también fue bueno cuando a -25 grados le pregunté al guía esperando que con un poco de suerte me diera una respuesta la cuál finalmente no fue la esperada: "the toilete out, don't you?" Y dijo: "yes". O sea, a esa temperatura quítate el mono térmico y todas las capas de ropa que llevaba y enseña el pandero para echar un meo detrás de un árbol. Desde luego, qué suerte los hombres!!
Otra de las cosas que he aprendido allí es a abrigarme, pues si a -25 o -30 grados bajo cero no te abrigas bien te aseguro que los dedicos y lo que no son dedicos se te quedan engurruñidos y ves las estrellas del dolor. Casi siempre llevaba 3 o 4 calcetines, dos pantalones térmicos, un pantalón de esquiar, tres jerseys, un polar, un buen abrigo y demás complementos como dos gorros, manoplas, descansos, etc etc. Vamos, que parecía una albóndiga a punto de estallar.
Los finlandeses, pues correctos, cordiales y amables, pero no son la alegría de la huerta. El transporte público correcto, incluso tienen una buena red en la zona más despoblada del norte. Y la comida...pues parecida al resto de paises nórdicos como Noruega o Islandia, no tienen mucha variedad, pero lo que cocinan lo hacen bueno y usan muchas especies y salsitas. El salmón les sale de vicio. Les queda tope jugoso. Y su manera de hacer estofado es poniendo una base de puré de patatas y encima, trinchada tipo Kebab, ponen la carne (cordero o reno), acompañado con salsita de frutas del bosque. A parte de reno también se come oso.
Y el idioma: incomprensible, pero tenía una cosa que le diferencia por ejemplo del islandés y es que el finlandés al menos se puede vocabulizar porque ponen bastante vocales, cosa que en el islandes te meten a lo mejor en una palabra siete consonantes y una vocal. Suerte que con el inglés macarroni de los finlandeses y el mío nos podíamos entender a la perfección.
Y bueno, no me enrollo más. Aquí os dejo un pequeño vídeo donde he intentado plasmar mediante fotos e imágenes unas pinceladas de algunos momentos que viví. Y sí, la albóndiga con anorac llamativo soy yo.
Seuraavaan Suomi