30 de agosto de 2017

Si estás triste, camina

Hay gente que tiende a sumirse en la tristeza. Y lo entiendo. Sólo hace falta girar nuestra cabeza 360 grados para percatar un mundo, demasiado a menudo, cruel, injusto y duro, muy duro.

Incluso los hay que usan esa tristeza para alimentar su creatividad, como fuente de inspiración. Es precisamente en ese estado de embriaguez melancólica que muchos artistas crean sus mejores obras.

Sí, muchas veces hay que llorar y aceptar la tristeza, no es correcto ocultarla. No vivimos en un mundo donde todo es wonderful , donde todo tiene que ser guay por sistema. En el mundo real hay también tristezas y miserias que no deberíamos menospreciar. Tristezas y miserias que no encontrarán consuelo con frases complacientes o arcoiris, que todavía nos harán sentir peor. Siempre he creído un error confundir la positividad como la negación de las emociones negativas. Y es precisamente lo que estamos haciendo. Sólo hace falta ojear instagram, facebook u otras redes sociales para darse cuenta que nos gusta airear nuestras intimidades positivas, ocultando nuestras cosas negativas, como si fuera un tabú o nos tuviéramos que avergonzar por ellas.  Supongo que a nadie nos gusta experimentar emociones negativas, pero ahí están y estarán, y tenemos que aceptarlas y usarlas también para crecer. Y expresarlas y compartirlas igual que compartiríamos una vivencia alegre, de una forma natural, es el inicio para sobrellevarlas.

Es hipócrita que lleguemos a sentirnos culpables cuando la tristeza se apodera de nosotros, por no estar todos los días en ese mundo wonderful, que además es irreal, y esa presión nos va hundiendo cada día un poco más.

Lloremos, estemos tristes, compartámoslo con quien nos apetezca, no nos sintamos culpables o bichos raros por estarlo. Pero que ese sentimiento, esa sensación, esa emoción no eclipse todas las otras cosas buenas que tiene la vida, tu vida, y nunca dejes de caminar.

He estado jodida, no es fácil aceptar que tu mano no volverá a ser la misma y ya no podrás hacer ciertas cosas. Pero, ¿sabéis qué? A mí la tristeza no me brinda creatividad, esa se la dejo a pintores, músicos y escritores, pero si algo me caracteriza es que siempre encuentro alternativas. Y si la mano me falla, uso los pies. Y estos días los he vuelto a usar como más me gusta, para atravesar montañas, pisotear caminos y conseguir nuevas cimas. He recorrido en tres días lo que no había recorrido en meses. La ruta dels Bons Homes (cátaros), Cerdanya, Francia... Estoy destrozada, pero ¡genial! Sudar mientras el polvo del camino va conquistando mi ropa a cada paso y mis ojos contemplan esos paisajes (oh, ¡qué paisajes tiene mi tierra!) me sana y me llena de energía.

Gaia, nunca dejes de caminar, que no se te olvide, porque cuando dejas de hacerlo dejas de ser tú.

2 comentarios:

  1. A veces hay que mirar no solo a 360 grados, sino mirar para arriba. Es una característica de los habitantes de las grandes ciudades. Cuandi vivía en Génova me había acostumbrado a mirar tanto el suelo mientras caminaba que no lograba descubrir toda la belleza de la ciudad, edificios y cúpulas hermosas. Y lo mismo sucede con las personas. Si no miras alrededor tuyo tu mundo es muy pequeño.

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  2. Pues te tengo que dar toda la razón, pues a mí también me pasaba, lo de mirar siempre hacia el suelo o vigilando de frente a los vehículos y transehuntes dejando en el olvido las alturas. Un día levanté la cabeza en una calle que frecuentaba mucho y me quedé maravillada con la fachada del edificio. Fue entonces cuanto fui consciente de lo que dices,que no miramos hacia arriba.
    Gracias por tu visita y tu enriquecedor comentario :)

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