Empecé a creerme un día que podría llegar a la Luna, a tocarla con mis inocentes manos y a pisotearla con los entonces diminutos piececillos. Astronauta quería ser, únicamente para poder ver algún día a nuestro planeta desde esa perspectiva y asomarme para ver el más allá. Para mí no era un sueño, era una futura realidad.
Recopilé decenas, quizás cientos, de artículos y fotografías, con la única idea de aprender sobre la Luna para el día en que alunizara en ella. Los recopilaba recortándolos y pegándolos en libretas, para entonces no existía ni internet, ni el "cortar-pegar".
La pasión por ella me llevó a empezar a adentrarme en el misterioso universo, para entonces ya sabía que había algo más allá de ese hermoso satélite que nos acompaña en el viaje. Constelaciones, agujeros negros, más planetas,... y detrás de todo ello, el Infinito, ese concepto que me enloquece con sólo ponerme a pensar en él. Imposible creerse que en algo Infinito la existencia de vida sea finita y exclusiva de nuestro planeta. E.T. me ayudó a creer en ello, ahora ya sé que "forma de vida" no es sinónimo de "marciano con antenas y tres ojos".
Recuerdo aquella Luna de aquella noche de entreno en el campo de fútbol. La más hermosa que he visto jamás. Enorme como nunca antes la había visto y ni he vuelto a ver. Y ese color. Blanco, naranja... Me hizo volver a mi infancia, y a darme cuenta que continuaba queriendo ser astronauta.
Pero la astrofísica para entonces no estaba a mi alcance, por eso cambié los cohetes por el estudio de nuestro planeta, su diversidad, la gestión de la biodiversidad y por supuesto su protección. Siempre he creído que esos conocimientos me acercarían a la tan amada Luna. Volcanes, auroras boreales, arrecifes de coral, selvas, desiertos... Dejé de enganchar fotos de la Luna para recopilar decenas, cientos de folios de información sobre nuestro planeta, complementándolos con mis viajes. Viajes a veces muy lejanos y a veces al lado de casa, pero cada uno de ellos mostrándome los colores y olores de cada lugar. Qué mejor maestro que una mochila y el adentrarse en las ciudades, pueblos, selvas...personas.
He viajado bastante, pero tengo pendiente el viaje más deseado. La edad te va poniendo los pies sobre la Tierra cuando yo todavía tengo el pensamiento en el firmamento. ¡Menuda dualidad! Va ganando batalla la Tierra, pero todavía mantengo viva la esperanza que, antes que me visite la de la guillotina, pisotearé la Luna. Mientrastanto, esta noche volveré a sentarme sobre la hierba, observando el eclipse mientras pido nuevamente ese deseo con los ojos cerrados. ¡Cuántos eclipses se han llevado ya ese deseo!
Parece mentira como algo que te parece poder tocar con la punta de los dedos cerrando un ojo y apuntándola con el índice, se pueda convertir en algo tan lejano.
Empecé un día a creer que podría llegar a la Luna, era una futura realidad, puede que al final se quede sólo en un sueño... pero ese sueño me ha motivado a conocer y aprender tantas cosas...
¡Feliz y misterioso eclipse queridos verdecillos!
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