Unos trocitos de membrillo, unos salpicones de manzana, pipas, pansas, queso y esas salsitas que le dan tanta alegría. Así son mis ensaladas, las ensaladas que me gustan. Dónde cada ingrediente enriquece al conjunto.
Hemos artificializado nuestro entorno y ahora lo estamos haciendo con nosotros mismos.
Nos estamos artificializando. Antes era un poco de maquillaje y unos tacones. Ahora filtros, distorsionadores de voz, pensamientos y creencias cada vez más globales... Desaparece nuestra identidad propia y damos paso a la colectiva. Desaparición de lo diferente.
No, no hará falta que inventen robots que nos substituyan. Seremos nosotros los robots de carne y hueso. Y no queda mucho.
No quedará nada de lo que un día fuimos.
De aquí poco la ensalada será sólo de lechuga.
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