Querido amante,
Nos escuchábamos, nos leíamos, con admiración, y pienso que cuando nos conocimos nunca lleguemos a imaginarnos hasta dónde podríamos llegar y hasta dónde hemos llegado.
Hacíamos y deshaciamos palabras, hacíamos y deshacíamos momentos. Compartimos un tesoro.
Hemos sido la sombra el uno del otro, pero dándonos la luz más radiante que podíamos ofrecernos. Éramos luz y oscuridad, miedo y valentía, paz y guerra, dulce y amargo.
A veces creemos que lo tenemos todo aprendido, hasta que llega esa persona capaz de romperte la coraza y hacerte sentir como si no supieras nada.
Hemos sido maestro y aprendiz al mismo tiempo.
Y ahora te abrazo, te abrazo fuerte y te digo que todo pasa, rápido o más lento, pero todo pasa, y que las cosas que han valido la pena son el mayor antídoto para el futuro.
No te necesitaba, simplemente... me enamoré.
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