9 de noviembre de 2022

De fraudes


 

No, nadie nos defrauda, somos nosotros cuando esperamos algo de otra persona que no nos puede dar, porque simplemente no lo tiene o no quiere. O cuando pensamos que la otra persona, estaría dispuesta a hacer aquello que nosotros estaríamos dispuesos a hacer.

No se trata que uno sea mejor que otro, simplemente a que no se puede obligar a nadie a que piense como tú o a que haga lo que tu harías en esa situación.

Cuesta pensar y ver las cosas así. ¡Y tanto! Sobretodo cuando eres muy exigente tanto contigo misma como con los demás. Pero llega un día que encuentras la respuesta a tus frustaciones y te das cuenta que el problema no es del otro sinó tuyo, por esperar algo de los demás que no tienen o no te pueden/quieren ofrecer.

Así que es mejor amarte a ti misma, para reconocerte, y dejar así de esperar de los demás. 

Nadie te defrauda, lo haces tú  misma, esperando que te quieran, que te valoren, que te reconozcan, esperando que te den ese lugar que crees que te mereces, que te agradezcan, que te hagan sentirte más importante de lo que eres... Pero todo esto es TU necesidad, no la de la otra persona.

Ámate, reconócete, valórate, date importancia a ti misma y no otorgues este poder a nadie más que no sea tú misma.

Y cuándo notes que te estás enfadando con la otra persona, no te enfades con ella sinó contigo misma por haberle prestado ese poder. Y que ese autoenfado te sirva para sanarte y dejar de culpar cuando eres tú quién te defraudas ante esa necesidad.

Es así cómo descubrí la manera de relacionarme sana, alegre y enriquecidamente con los demás y con las personas adecuadas.

 


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