Esta mañana, de camino al centro, el campo estaba así.
Se acabó el oleaje, se acabó el espectáculo. Como todo lo de este mundo terrenal, también ha tenido su final. Por eso, no hay que desperdiciar la ocasión. No hay que dejar las cosas para el después. Todo ocurre y no se puede predecir lo que durará. Tarde o temprano lo perdemos o nos lo quitan. Simplemente desaparece, sin avisar. Lo tengo claro. Muy claro. Gaia, vive el presente. ¡No! Mejor dicho, vive el instante.
Yo, al menos, a día de hoy, puedo alegremente decir que... pude disfrutar del oleaje del campo. Y no me entristece que lo hayan segado. Soy feliz con el mero hecho de haberlo podido vivir. Fui afortunada. De aquella tarde, de aquel instante. Y acepto que se haya segado, otros frutos dará y otras delicias yo encontraré. Y si lo echo de menos, cierro los ojos, inspiro fuertemente y pienso en su recuerdo mientras dibujo una pícara sonrisa de satisfacción.
Tenemos que aprender a desprendernos de las cosas con la misma facilidad con la que las adquirimos. Siempre he pensado que lo que eterno perdura tendemos a menospreciarlo. Pero, ay, Gaia, hacerlo de lo material es fácil, pero ¿qué me dices de las otro? Como los sentimientos... ¿cómo nos desprendemos de ellos? A esos, de momento, me arriesgo a darles el don de lo eterno.
Feliz fin de semana Verdecillos. Felices instantes.
Qué difícil es vivir el instante a veces. Nos perdemos en los espejos de las nostalgias y en las fotografías de lo que fue. Esa resistencia de quedarnos... pero el mundo pasa, y no nos quedamos, éste nos arrastra creyendo que nos hemos anclado.
ResponderEliminarPor otra parte, apoyo la idea de tu post, hay que vivir el instante, por muy trillado y dicho que esté poco se practica. Vivir, sentir lo de hoy, porque a fin de cuentas eso somos, instantes relativizados en la paradoja del tiempo.
Como siempre, qué enriquidor tu comentario, Caco :)
ResponderEliminarSí, a veces nos cuesta saber vivir el momento y muchas veces hace falta que nos pase alguna desgracia para aprender a hacerlo. Me pregunto por qué tenemos que llegar hasta tal punto para apretar el freno en nuestra vida y vivir el presente... Pero más vale tarde que nunca, ¿no?
Un fuertísimo abrazo, y que tengas muchos felices instantes hoy :)