Esta tarde he pasado por delante de un campo. El mismo campo por el que paso cada día para ir al centro. Así que imaginaros la de veces que he pasado. Decenas, quizás cientos de veces. Pero hoy, algo me he llamado la atención y me he detenido. Algo hermoso, verdaderamente hermoso, ha cautivado mi distraída atención.
El viento agitaba las hierbas, cual brisa marina moldea las olas del mar, regalando a mi vista un paisaje relajante y, hermoso.
Me he sentado en el suelo, con cierta dificultad por las heridas de mi mano. Pero el esfuerzo bien ha merecido la pena. Primera fila y en platea. Y así han pasado unos minutos. Cinco, diez, treinta... la verdad, no lo sé. Es lo bueno que tiene tener un rato libre, que el tiempo no cuenta.
Los grandes espectáculos no siempre surgen en un gran teatro, en la gran pantalla, en la pista de un circo o en la sala más cara de la ciudad. Los mejores espectáculos están aquí a fuera, a tocar de nosotros, y nos lo brinda la naturaleza. No hace falta pagar estrambóticas entradas, ni recorrer cientos de kilómetros. Sólo hace falta vivir la vida sin prisas, y observar.
Y observar, que el mundo es un gran espectáculo ;)
ResponderEliminarEfectivamente.
ResponderEliminarSe abre el telón ;)