Es jodidamente placentero, después de un agotador día, salir a estirar las piernas, subir a lo alto y contemplar el perfil del paisaje mientras inspiras y exhalas la respiración más profunda e intensa del día.
Vuelves a bajar nuevamente cargada de energía, tranquila, calmada, serena y con la mente y el cuerpo preparado para afrontar el siguiente día.
Queridos verdecill@s, no perdáis el tiempo sentados ante la tele... Salid, que hace unos noches deliciosas...
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