19 de diciembre de 2017

Los libros te complementan, pero Viajar te Hace


No hay mejor manera de descubrir nuevos olores y colores que viajando.

La recompensa y el lujo más grande de viajar es, cada día, poder experimentar cosas como si fuera la primera vez. Despertar en lugares donde poder sentirte una extraña y encontrarte contigo misma.

Porque a veces, es sintiéndote desconocida que te sientes libre.

Me encanta viajar, por eso de bien jovenzuela ya me calcé unas botas y me compré una mochila que junto a mi querida gorra, inseparable en cada viaje,recorro el mundo. A veces lejos, a veces cerca. Qué más da. Lo importante es coger esos tres compañeros, botas, mochila y gorra, y salir a descubrir mundo.

Cada destino, sea cercano o lejano, me aporta algo diferente en mi vida y me deja un sabor de boca diferente. A diferentes lugares, diferentes experiencias, todas ellas, sean buenas o menos buenas, al fin y al cabo son enriquecedoras.

Si hay algo que no me deja indiferente y que me encanta, es el mundo del hielo y de los volcanes, y disfrutarlos en soledad, hielo y fuego, así de antagónico. Por eso Islandia es de esos lugares donde me  he sentido más a gusto y he disfrutado más recorriendo kilómetros. Tiene el cóctel perfecto, mi cóctel perfecto... y espero regresar pronto. Pero otros lugares como la grande Argentina, la fría Finlandia, la dulce Viena, la romántica París, la oscura Londres, los castillos de Escocia, los riachuelos de los Pirineos, los atardeceres de Mykonos, las aguas cristalinas de Formentera, y tantos y tantos otros lugares, me han enamorado igualmente, por su gente, por sus olores, por las vivencias...

Cuando una finaliza un viaje, la travesia no termina. Así que si puedes, cada día descubre un nuevo rincón, ya sea al lado de casa o a la otra punta del mundo. Merece la pena, y mucho. Puedes leer muchos libros y estudiar muchas carreras, pero es recorriendo caminos que una aprende las mejores lecciones de esta vida.  Los estudios te complementan, descubrir las cosas por una misma es lo que te Hace.

Sentirte pequeñita en el borde de un lago de un enorme glaciar, sentirte débil ante el rugido de un volcán, sentirte Campanilla observando a los pingüinos patagónicos, sentirte estúpida ante la pobreza de otras gentes, sentirte libre en la cima de una montaña, o frustrada ante una lesión estando a punto de divisar la cima. Los libros te enseñan cómo son las cosas, pero no como se sienten. 

Solo se vive una vez, pero si lo haces, es suficiente.

Y yo, el día que muera, quiero haber podido grabar y llevarme en mis retinas la mejor imagen de cada lugar, de muchos lugares, y de muchas personas....










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