Hay juicios que no hablan, pero que se encuentran en la mente de quién te escucha.
Si no te has remojado en mis aguas,
Quemado en mi fuego,
Tropezado en mi camino,
Rebozado en mi barro,
¿por qué me juzgas?
Conociendo sólo una parte de la historia
nos atrevemos a juzgar con sólo lo que vemos,
quedándonos sólo con las apariencias,
sin plantearnos que en cada historia, en cada decisión, hay una cara oculta de la Luna,
y su propia esencia.
¿Quieres conocer la totalidad de la historia?
Pues ponte mi piel,
cálzate mis zapatos,
nada en mis aguas,
caliéntate en mi fuego,
recorre mi camino,
y restriégate en mi barro.
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