23 de enero de 2018

Cuando dejas de ser niña...



Dejamos de ser niños...
...cuando dejamos de ir al parque a columpiarnos.
Cuando dejamos de tener ganas de aprender.
Cuando nos inquieta el qué pasará mañana.
Cuando dejamos de repartir besos y abrazos sin importar a quién, cómo o por qué.
Cuando nos volvemos diplomáticos.
Cuando dejamos de decir lo que pensamos.
Cuando dejamos de reir y de amar con el corazón.
Cuando dejamos de preguntar sin miedo al qué dirán o pensarán.
Cuando dejamos de dar importancia a las cosas pequeñas. 
Cuando dejamos de pisar charcos...


Depende de cada uno de nosotros el dejar o no de ser niños. Hacerlo de forma rápida o lenta dependerá de las circunstancias de tu vida. Que tenemos que crecer, es ley de vida, y el crecer implica madurar, hacer lo que siempre creas mejor después de haberlo pensado mucho (demasiado para mi gusto) y no dejarte llevar por los impulsos. Pero es nuestra decisión mantener viva durante nuestro crecimiento esa pequeña  llama que nos hará aprovechar mejor el tiempo y hará tomarnos las cosas con más optimismo y "sinvergüencería". 

Nunca abandonemos esa chispa que nos acompañó en nuestra infancia, que hace que todo sea posible y que afronta la vida con senzillez, total naturalidad y un sentido común aplastante.

Por muy dura que sea nuestra vida reservemos siempre un pedacito de nosotros y un rato de nuestro tiempo para ser y sentirnos niños.

Que nadie, que nadie, te quite la capacidad de disfrutar de las cosas pequeñas, porque con los años verás que son las más grandes.

Está lloviendo, ¿me acompañas a pisar charcos?




No hay comentarios:

Publicar un comentario