A veces, a solas,
Libro mis guerras y encuentro mi paz.
Me divago entre luces y sombras,
y me desgarro y me remiendo,
mientras recibo la visita de ángeles y demonios.
A veces, a solas,
Temo mis mentiras mientras los demás temen mi sinceridad.
Me despojo de máscaras y remojo mis pies en riachuelos frescos y cristalinos,
que me sacuden y refrescan todo mi Ser.
A veces, a solas,
Lamo mis heridas, me consuelo y perdono.
Y encuentran cobijo mis pensamientos, anhelos y sentimientos.
A veces, a solas,
Soy lo que pienso, soy lo que hago.
Soy quién soy y no lo que debo ser.
Me hablo sin tapujos.
Recojo las migas para hacer mi pan.
A veces, a solas,
Siento el peso de mi mirada,
y la mochila de mi espalda,
que cargan con toda una vida,
y las abrazo.
A veces, a solas,
recuerdo que,
más importante que lo que dejé atrás es ¡todo lo nuevo que tengo por delante!
y que hay que amar lo que ya se tiene antes que la vida nos enseñe a amar lo que perdimos.
A veces, a solas,
recuerdo que el tiempo es lento para las esperas,
Rápido, para los temores,
Lento para los sufrimientos,
Corto para los festejos,
Pero eterno para los que se aman.
A veces a solas,
Rio, lloro, me resquebrajo a carcajadas,
Sonrío, inspiro y ¡me siento tan a gusto!
Pero siempre, siempre,
acabo recibiendo la visita de esas mariposas que aletean mis pesares,
y de esos revoltosos pajarillos que hacen perder la justa cordura de mi cabeza para iniciar nuevas aventuras,
para gritarle a la vida y volver a correr libremente por los bosques, llenándome de todos los colores de la vida,
Violetas, rosas, marrones, grises, amarillos, negros, azules…
Y a veces, a solas,
a escondidas de todas las miradas,
escribo…
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