9 de octubre de 2023

Nieblas

 


 

Lunes 2 de octubre, fallo en el corazón.


Miércoles 4 de octubre, muerte.


Y así, sin más, sin previo aviso, se marchó otra de esas personas de mi vida con las que no hacía falta verse cada día para sentir como si nunca nos hubiésemos separado, por muchas semanas que tardáramos en encontrarnos nuevamente alrededor de una mesa, con un par de birras y un puñado de cacahuetes.


Pero, ¡cuánto te enseña la Muerte!. Qué gran Maestra de Vida. Y notarla tan cerca tan frecuentemente te llena cada día de motivos para dejarte de bobadas y dedicarle tus minutos a aquello con lo que verdaderamente querrías marchar en el último instante de esta vida. Con el recuerdo de esas sonrisas, de esos abrazos, de esos instantes bajo el Sol o a escondidas de la Luna.


"Vive como si cada día fuera el último". Obvio que es imposible hacerlo al 100%, pero es que no se trata de entender esta frase des del punto de vista material sinó des del interior, aunque a veces creas que te has vuelto loca o aunque a veces te señalen como loca.


Al final, igual que con las tormentas, cuando se levanta la niebla vuelve a amanecer un radiante día.


Y hoy amaneció con niebla, mucha niebla, de esas tan húmedas que te empapan el pelo. Bambas, ropa deportiva, un poco de música de esa "buena", de la que me llega, y he regresado a casa con el pelo bien seco, sonriente, desbordante y con ganas de seguir disfrutando de esos pequeños momentos. Porque cada alma que se marchó ya de mi vida no se merece que malgaste mis minutos en bobadas, sinó en que los disfrute como ninguno de ellos ya no podrá en esta vida. Porque cada alma que se marchó de mi vida se merece que todo lo que aprendí de ellas no quede criando polvo en el armario.


Podéis dejar de barrer la casa para mañana, pero no dejéis de decir te quiero, de abrazar, de solucionar esos pequeños o grandes conflictos que a veces tenemos con esas personas tan importantes para nosotros... porque será eso, y no el tener una casa limpia, lo que verdaderamente hará sentir bien al que marcha y al que se queda, porque al fin de cuentas será eso lo que hará que la vida haya valido la pena, aun todas las adversidades.


No nos preocupemos por el final de nuestra historia, porque ese ya está escrito, sino por el momento que estamos viviendo. La muerte, tarde o temprano nos va a llegar pero son esas pequeñas cosas de la vida las que nadie nos va a poder quitar y que nos van a hacer tremendamente felices. No te dejes robar esos momentos ni por creencias, culpas, el que dirán ni el que no dirán!  La felicidad ni es una meta, ni un camino, es la decisión que tú tomas, y no existiría tampoco sin los conflictos, las crisis, las adversidades, porque es todo ello lo que dará verdadero valor a esas pequeñas cosas que te hacen y te harán feliz.


No se puede pretender ser feliz 24/365, que nadie te venda ese producto, porque no existe, porque una total felicidad incluso creo que sería horrorosa. Y a veces pecamos hoy en día de querer, sí o sí, ser felices todo el día, todos los días, y que nuestros hijos sean felices todo el rato, sobre protegiéndolos, y apartando las piedras de su camino en vez de enseñarles a ellos como apartarlas o saltarlas. ¡Cuán de equivocados estamos!


Hoy amaneció con niebla, pero ya regresó el Sol.


Buenos y radiante día verdecill@s! 


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