La vida te enseña.
Las personas que te rodean te enseñan.
Las vivencias te enseñan.
A veces pienso que para qué aprender tanto en esta vida si toda esa "sabiduría" acabará en polvo.
Pero es que la vida te enseña a tomar decisiones más sabias.
A priorizar tu sonrisa antes que complacer a los demás.
A cada vez dejar más de ser lo que en cada instante te piden para convertirte en lo que a ti te gusta ser.
A dejar de buscar la aceptación de los demás.
La vida te enseña a ser más selectiva, de lugares, de personas, de creencias e ideologías.
La vida te enseña a dejar atrás dolores innecesarios,
personas tóxicas o mezquinas,
y a valorar lo verdaderamente importante y las personas verdaderamente valiosas.
La vida te enseña también a ser autocrítica,
a mirar hacía ti misma,
y a tener empatía hacia ti misma,
para conseguir esa paz entre el caos,
esa tranquilidad ante las tormentas, tanto externas como internas,
a tener amor propio.
Y si todo eso, si toda esa "sabiduría" la consigues de joven, te aseguro que vivirás unos 40, 50, 60... estupendos, o si más no, recogerás unos frutos más dulces y digeribles.
¡Buenos días verdecill@s! Y no tengáis miedo a encender vuestra luz por temor de crear sombras.
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