No nos engañemos,
ser sensible en este mundo, en esta vida, juega en tu contra.
Es bonito, es precioso,
lo considero de gran valor como personas,
te permite vivir una vida mucho más llena,
más completa,
pero juega en tu contra,
es así.
¿De qué te sirve ser sensible para poder vivir una vida llena y plena
si después no te dejan?
Y creo que de ello me di cuenta des de bien chiquita.
Veía como mostrar mi sensibilidad no jugaba a mi favor,
al contrario, me hacía pequeñita,
y fuera de contexto.
Ser sensible me hacía ser muy "cuqui",
muy querida,
muy buena niña,
adorable,
pero a la vez muy vulnerable,
y manipulable,
ante un mundo que no tiene compasión.
En esta sociedad
o controlas tú,
o te controlan.
O mandas tú,
o te mandan.
Ojalá no fuese así,
ojalá pudiésemos vivir todos de tú a tú,
pero no es así.
Para entonces jugó a mi favor que,
aunque todavía no sabía lo qué quería,
sí que tenía claro, de forma clara y decidida, todo aquello que NO quería.
Y no quería ser adorable, pero débil,
adorable, pero apartada,
adorable, pero controlada,
adorable, pero usada,
adorable, pero fracasada,
adorable, pero cohibida,
adorable, pero temerosa,
adorable, pero triste.
Y llegados a ese punto,
la lancé,
me despojé de ella,
para no sufrir,
la lancé,
para coger yo las riendas de mi vida,
me la arranqué,
la estrujé,
la metí en un cofre,
cerré el candado,
y las llaves arrojé.
Y ahora que soy fuerte y podría permitirme el lujo de volver a mostrarla,
de tanto que la escondí,
la perdí.
Despojarme de ella igual me ha impedido vivir en apariencia ciertas cosas,
con la intensidad que me hubiese brindado,
y he tenido que pagar el precio de vivir muchas veces en disonancia,
pero despojarme de ella también me ha permitido
luchar y conseguir en este mundo
todo aquello que me he propuesto,
y ser feliz, a mi manera.
Despojarme de ella igual no es grato para las personas de mi alrededor,
faltos de mis besos,
de mis abrazos,
de apariencia fría en emociones.
Pero despojarme de ella también me ha permitido
elegir siempre por mí.
Elegir quién quiero y no quiero a mi lado,
elegir qué vida quiero,
... y elegí hacerme fuerte en un mundo de lobos.
He vivido una vida de apariencia fría,
pero de esencia tremendamente sensible.
Que no aparente sensibilidad
no significa que no actúe conforme a ella,
pues aun teniéndola dentro de un cofre perdida y encerrada
su rastro sigue impregnado en cada centímetro de mi piel,
en cada gota de mi sangre,
en cada célula de mi ser.
Aparentar ser sensible no juega a tu favor,
a menos que antes hayas tomado las riendas de ti y de tu vida.
Despojarte de ella tiene un precio,
pero en un mundo donde comes o te comen
merece la pena, aunque te quedes a medias.
Más vale a medias, que a nada.
Sí, la escondí,
he vivido una vida de apariencia fría e insensible
para sobrevivir y hacerme fuerte,
la escondí, pero no la destruí.
Y ahora que me gustaría volver a mostrarla
ella no quiere o no sabe cómo salir...
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