24 de septiembre de 2023

Dejarse sorprender

 


 

DESPERTAR, aparte de abrir los ojos por la mañana en la cama, es DEJARSE SORPRENDER.

Observad a los niños. Cuánto más pequeños más se sorprenden por cualquier cosa. Del agua que sale por el grifo, de un saltamontes que salta hasta su mano, de las estrellas, de un truco barato de magia… 
 
Pero conforme crecemos vamos adentrándonos en la trivialidad de lo cotidiano y se nos va atrofiando la capacidad de sorprendernos.
 
Lo que de niños era sorprendente, de adultos se convierte en costumbre y en algo “normal”.
 
Cuando se habla de ser como niños, no se refiere tanto a volver a jugar con canicas y coleccionar cromos de Doraimon, sino a mirar el mundo con sus ojos, para volver a ver la vida con sorpresa, con esa sorpresa con la que miran los niños el mundo. 
 
Los adultos llenamos nuestra vida de costumbres, de hábitos, que hacen que todo lo que veamos y acontezca en el mundo nos parezca algo normal, un mundo que ya es algo hecho y acabado, y no misterioso, enigmático y sorprendente. Los adultos nos acostumbramos tanto a todo que al final ya queda nada o muy poco que nos sorprenda y, sin sorpresa, sin esas ganas de sorprendernos, nos atrofiamos, nos quedamos como agua estancada, sin ganas ni motivos de buscar, de resolver nuevos enigmas, de plantearnos quienes somos, de dónde venimos, cuestiones muy importantes que olvidamos. Nos quedamos sin ganas de VIVIR en mayúsculas.
 
Por eso, sorpréndete a ti mismo y sorpréndete de lo que te rodea. Nunca dejes de hacerlo. 
 
Por suerte nunca perdí esa capacidad y ganas de sorprenderme, en parte gracias al Infinito, sí el Infinito, un concepto que desde niña me da vueltas en la cabeza intentando comprender. Igual nunca lo comprenderé, pero esas ganas de resolver ese enigma, esa Incógnita, me abre la mente hacia la sorpresa, la sorpresa de encontrar respuestas que hasta día de hoy desconozco. Y eso es MARAVILLOSO. Infinito, creación, Universo… de arriba abajo… de ahí arriba hacia aquí abajo, para sorprenderme también de lo que para muchos es trivial. Y por eso también siempre suelo decir que soy feliz con esas pequeñas cosas, con esas pequeñas grandes cosas que otros ven como aburridas o “normales” y que mi forma de mirarlas las hace FASCINANTES.
 
Y así, sigo sorprendiéndome con algo cada día que voy a la montaña, o cuando juego con mis hijos, o cuando estoy en el trabajo. Dicen que soy de naturaleza Caótica, pero es que el Orden no me atrae, el Orden para mi es costumbre, hábitos… ABURRIMIENTO. De naturaleza caótica y… preguntona. Y no pregunto sólo a los demás, sino a mí misma. Yo misma nunca dejo de sorprenderme, ya sea reaccionando diferente a una misma cosa en diferentes momentos o adentrándome en mi Soy para descubrir cosas que tenía ahí escondidas o aletargadas.
Para mí la frase “Cuanto más aprendo, menos sé. Sólo el necio cree que lo sabe todo” o la de “solo sé que no se nada” te están diciendo precisamente esto: nunca dejes de sorprenderte. 
 
Señoras y señores, DESPERTAR no es que de golpe veas ángeles o lucecitas en tu cabeza, despertar es volver a ser niño, es volver a dejarte sorprender por el mundo, por el universo...

 

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