Han pasado días tristes, días grises, días en las que una se encuentra descolocada, sin saber como reaccionar, sin saber qué hacer, sin saber que decir, sin saber qué pensar, sin saber como comportarse. Días en las que te pasan mil cosas por la cabeza, sobretodo cosas negativas; días en los que piensas demasiado. He intentado buscar algun lugar donde esconderme, donde refugiarme aunque fuera durante unos istantes cada día para así poder aserenar mi mente y mis sentimientos. He intentado volver al día a día. Pero no lo conseguía. Me he alejado, sí, me he vuelto a alejar durante unos días de personas que me quieren aunque no he dejado ni un sólo segundo de pensar en ellos. Cuando paso por malos momentos me da por encerrarme en mí misma, guardarme todos mis sentimientos. Nunca me ha gustado transmitir tristeza, nunca me ha gustado entristecer a los de mi alrededor. Bastante tiene cada uno como para encima tener que llevar a cuestas mis desdichas. Quizás por ello, en estas situaciones los quiero apartar de mi lado. Me dicen que hago mal, pero es mi manera de funcionar y hasta ahora no he podido evitarlo. Pero que guarde mis sentimientos no quiere decir que abandone a los que en estos momentos están pasando por mi misma situación. Aunque en sueños busque la huída en realidad sé que no soy una fugitiva y que a todo lo que me venga en la vida quiero afrontarlo, siempre afrontarlo. Así que me vuelco totalmente en la gente de mi alrededor que está pasando por lo mismo para así ayudar en todo lo que esté al alcance de mi mano. Aunque siempre tengo la sensación que no hago suficiente, siempre pienso que podría haber echo más. Y eso me atormenta.
Pasaron los días, las semanas...y un buen día por la mañana abrí la ventana y vi un día radiante. Miré al exterior y vi el Sol, un Sol precioso. Respiré el aire fresco de primera hora. Salí a la calle, me fui junto al mar, a ese rincón solitario de la playa en el que tanto me gusta saborear el calor que me brinda el Sol de invierno mientras leo un libro o simplemente cierro los ojos para soñar. Ese día saboreé el Sol de nuevo, me llenó de energía, fijé mi vista en el horizonte del mar, vi de nuevo las gaviotas volar y recapacité. “Silvia, ya has estado unos días capa caída, ahora toca volverte a levantar...no vas diciendo siempre que hay que mirar el lado positivo de las cosas?...no siempre dices que hay que mirar el presente y no pensar en el futuro? pues aplícate el cuento muchacha. Qué ovarios haces yendo como un alma en pena!. Así lo único que conseguirás es morir de pena y herir aún más de tristeza a los que de verdad te quieren”.
Y a partir de ese momento volví a ver la luz, volví a ver el camino. Volví a recuperar esos pensamientos, esa manera de hacer que siempre he llevado en mi vida durante los últimos años. Vive el presente, no pienses en el futuro...sinó el futuro no te dejará vivir el presente. Lo que tenga que venir, vendrá y en su momento lo vivirás...no quieras vivirlo antes de hora.
Ahora de nuevo he vuelto a reir, ya no tengo que aparentar delante de nadie que estoy bien...porque ahora, dentro de todo, estoy bien. Con ganas de vivir el presente con aquel que pronto volará para siempre, con aquel que en su momento prenderá un viaje sin retorno. Ahora tengo claro que el día que se marche, iré como siempre a la playa, a ese rinconcito solitario, veré de nuevo volar las gaviotas...y pensaré en él con una lágrima en la mejilla y una sonrisa en los labios.
A todo ello aún no he conseguido llorar, pero ya no me preocupo demasiado por ello, sé que cuando llegue el momento...lloraré. Sigo con el pecho aprisionado, como si me lo aplastaran. Aún sé que no soy la de siempre, pero a partir de ahora volveré a estar con los que me quieren y agradeceré todo lo que me aporten, todo lo que me ayuden, todo lo que compartan conmigo. Gracias a tí, que uno de los días que más lo necesitaba por casualidad nos encontramos en internet y supiste escucharme, despertarme y sacar una parte de esos sentimientos que llevaba encerrados. Gracias a ti, enfermo que me ha sanado (curioso, verdad?). Gracias también a tí que sin saberlo con esa canción que me dejaste aportaste también tu granito de arena para mi recuperación. En definitiva, gracias a todos los que estáis a mi lado, física o mentalmente.
Dicen que lo que no mata fortaleze, y yo no me voy a dejar morir, así que ahora tengo aún más ganas de vivir, aún tengo más ganas de dar guerra y de dar paz...