Se me apagó la luz. Consiguieron borrar mis colores. No veo la luz. Se me nubla la vista. No veo el camino. Día oscuro que en breve se convertirá en negro. Maldito día. Maldita la suerte de mis allegados. Me quedé casi sin fuerzas. Débil. Atontada. Flotando. Fría. Congelada. Algo me aprisiona el pecho y no puedo llorar. No saco ni una lágrima. Por qué no lloro?
Tendré que encontrar la luz. Tendré que ser capaz de verla y si no existe…pintarla. Tendré que secarme los ojos. Tendré que ver el camino. Tendré que transformar estos días oscuros aunque sea en pálidos colores color pastel. Tendré que adaptarme de nuevo a las piedras de la vida. Tendré que recuperar las fuerzas. Por ellos, por mí, por todo…lo conseguiré.
Pero ahora, me hago cosquillas y no sonrío…
Como éramos
Hace 13 horas
Nos cuesta mucho encontrar la luz, solemos esperarla mirando al horizonte como si se tratara del sol. Creemos que merecemos ese milagro porque la noche lleva mucho tiempo y no podemos más. Sin embargo, como bien dices, "tendré", y el motivo, "por mí", "por ellos". Cuando apaguen nestras velas se encendrán nuestros ojos con las ganas de llorar.
ResponderEliminarFernándo Sánchez Dragó dijo en una ocasión que cuando caigamos al suelo tenemos que agarrarnos a él para empujarnos y saltar. Bonito sentimiento de superación, el de Fernándo y el tuyo.