30 de diciembre de 2021

A gustito

 


A gustito. Así me encuentro nuevamente, al cobijo de Gaia, mi blog de origen. Después de mi paso por redes sociales, en concreto en Facebook, y de regreso a este blog, me he dado cuenta de lo a gustito que me encuentro entre estas cuatro paredes. Es como si fuera mi habitación, decorado con pedacitos de mí, que hacen de este blog mi segundo hogar. Amueblado con trocitos de mi pasado, de mi presente y de lo que será mi futuro. En definitiva, un hogar dónde poder ser ma, me, mi, conmigo. Dónde ser yo misma, sin máscaras, y dar rienda suelta a mis experiencias, sentimientos, emociones y pensamientos. Mi pequeño y humilde diario de a bordo, sin más pretensión que anotar lo vivido para poder recordarlo cuando me vuelva a hacer falta. Dicen que lo que no se anota, se olvida, y más aún para alguien que tiene una cabecita despistada y olvidadiza como la mía.

Sé que suena a tontería, pero aquí me encuentro más en mi intimidad, sin el frenesí y la velocidad que te contagia las redes sociales. Sin los me gusta, la publicidad y el bombardeo de cientos de mensajes vacíos en tu muro. Siempre los mismos mensajes, sólo que escritos con diferentes palabras y distintos dibujos de fondo. Mensajes de copiar y pegar, que adornan tu muro pero que no lo llenan.  Mensajes que cansan y que no te dicen nada de las personas que los escriben.

Suele pasar que muchas veces no te percatas de las cosas hasta que estás fuera de ellas. Y últimamente ya me sentía contaminada por la red social, incluso contaminada por alguna persona que aprecio y he querido un montón. Y con contaminación es imposible poder ser tú misma y en consecuencia escribir por tí misma. Ser tú.

Aquí, sin el bombardeo continuo de consejos para ser buena persona, para sanarte, para salvar el mundo o para comprarte mil y una cosas.

Aquí soy yo, a solas. Bueno, a solas, y con aquel o aquella que casualmente venga a parar aquí. 

Aquí, a gustito, como lo estoy con este cojín cuando lo uso para reposar tumbada sobre la hierba del jardín, mirando hacia el cielo, haciendo volar mi imaginación más allá de la exosfera.

Aquí vuelvo a ser yo. A mi ritmo. Sin ruidos. Sin contaminación.


 

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