20 de enero de 2022

Liquidámbar

 


Me encanta mirar hacia el cielo, pero que tenga mi mirada hacía el cielo no significa que no vea lo que hay entre el cielo y la tierra. Como estos liquidámbares. Con esas ramas ya desnudas, pero sosteniendo todavía, a estas alturas, esas apetitosas bolas. ¿Nunca habéis jugado a los liquidámbares? es de las cosas más divertidas que hay. 

Hay que esperar a su justo momento, aquel en que las bolas ya están los suficientemente secas como para dejarse caer. Entonces tambaleas el árbol y empiezan a caer encima tuya decenas de bolas y de semillas. Yo y mis hijos somos polinizadores de estos árboles. Y estamos ya deseosos a que llegue de nuevo el momento para tambalearlos entre risas y polvitos de hada que nos llenarán cabellos y ropa. 

Liquidámbar. Una de mis especies favoritas, por su variabilidad en las diferentes estaciones, por la tonalidad rojiza de sus hojas en otoño y por sus bolas.

A veces abrigo con hojas mis vulnerabilidades. A veces desnudo mi alma. A veces brillo como las hojas rojizas, y otras alzo mi cabeza hacia el cielo dejando que me impregnen los polvitos mágicos de alguien.

Buenos días, verdecill@s. Que la fuerza, la belleza y la simpatía de los liquidámbares os acompañe.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario