La vio por primera vez en una sala medio vacía, donde sonaba una canción melancólica, donde el silencio era más elocuente que las palabras. Ella estaba sentada junto a la ventana, mirando el faro del sur, que se alzaba sobre el mar y brillaba como una estrella en el horizonte. Él se acercó a ella, cautivado por su belleza y su tristeza. Le habló con dulzura, le preguntó su nombre, le ofreció su compañía. Ella escuchó con atención, le sonrió con timidez, le dijo que se llamaba Luna, le agradeció su gesto y le explicó su sueño. Quería irse lejos, escapar de su pasado, empezar de nuevo. Él sintió que algo se encendía en su pecho, una llama de amor, que le cambió su mundo, su vida. Él le dijo que la acompañaría, que la haría feliz, que la amaba. Ella le miró con ternura, le besó con pasión, le abrazó con fuerza. Pero cuando sintió sus lágrimas en su mejilla, se soltó de su abrazo, se levantó de su asiento, se alejó de su lado.
Cada noche se encontraban, en aquella sala. Él le entregaba cartas, llenas de palabras tiernas, de promesas sinceras. Pero ella las ignoraba y sólo miraba el faro, que se iluminaba cada noche, que la llamaba cada día, que la esperaba cada hora.
Cada vez que él intentaba abrazarla, besarla, hacerla feliz, ella se alejaba, se ponía a llorar, se perdía en su mundo. Él no entendía qué le pasaba, qué la atormentaba, qué la alejaba de él. Ella sólo le decía que mirara el faro, que era su sueño, su fuga, su destino. Él le decía que se quedara con él, que era su vida, su amor, su todo.
Un día, regresó a buscarla, como cada noche, en aquella sala medio vacía. Ella no estaba, había desaparecido, se había ido. Él preguntó por ella, nadie la conocía, nadie la recordaba. Él corrió hacia el faro, temiendo lo peor, esperando lo mejor, deseando lo imposible. Llegó al faro, lo encontró vacío, apagado, frío. Buscó a Luna, no la halló, no la vio, no la sintió. Él lloró a Luna, la nombró, la gritó, la perdió.
Durante tiempo la esperó, cada noche, pero nunca regresó a aquella ventana, donde el faro se apagó como una estrella en el horizonte.
Si volviera a verte, te daría todo mi amor.
Si volvieras a hablarme, te daría mi mundo.
Si me quisieras,te lo daría TODO.
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