3 de febrero de 2024

Carta a mi hijo

 


Querido hijo:


Paso a paso vas ganando metros a la vida. Y ¡cómo me gustaría que no cometieras los mismos errores que yo!, pero sé que eso es imposible, que cada cuál ha de recorrer su camino, tropezar y aprender de sus propias lecciones. Pero permíteme compartir hoy contigo algunas de las cosas que la vida me ha ido enseñando:

Cuando estés perdido o confundido, a veces aparecerán nuevas ventanas, algunas cuyo resplandor te cegará tanto como los miedos. Atrévete siempre a asomar la cabeza.

Aprende de tus errores, no temas equivocarte. Te aseguro que te arrepentirás más por lo que has dejado de hacer que no por lo que has hecho, aunque haya sido un error. Los errores son oportunidades para aprender y crecer. Lo importante es no repetirlos.

No hagas por lo que la gente piense de ti, y no te muevas por lo que ellos esperan de ti, sinó por lo que tú quieres ser y hacer en cada momento, aunque a ojos de los demás parezca una locura. 

Que la incertidumbre no te pare los pies, sinó que sea todo lo contrario, lo que te motive a seguir. Verás como las incertidumbres son, en muchas ocasiones, lo que te hará feliz, porque serán como un motor. Me gusta más hablar de incertidumbres que de esperanza, si nada es seguro, todo es posible. 

A veces arrastrarás contigo amor y otras veneno, retales del ayer y ganas del mañana.  A veces el pasado y el futuro coexistirán en tu presente.  A veces vivirás a todo color, otras en escala de grises. No te aferres a nada de ello.

Sé agradecido, aprecia las pequeñas cosas de la vida. Todo suma.

La vida está llena de desafíos, pero también de pequeños momentos que suman. Este es un mundo lleno de desastres, pero no olvides que también de utopías que se han ido haciendo realidad.

Sigue tus sueños, no dejes que nadie te diga que no puedes lograr algo. Si tienes un sueño, persíguelo con toda tu fuerza, agallas y corazón.

Vive como quieras, o como puedas, o como sepas. Pero no optes por sobrevivir, aspira a vivir. Más trágico que la muerte, es haber pasado por esta vida sin haberla vivido ni un mísero minuto. Vive tu vida, pero no dañes a los demás, sé respetuoso, trata a los demás con el mismo repeto con el que te gustaría ser tratado. Pero si tú no recibes ese mismo trato, retírate.

Cada vez que te hieran, busca a tu alrededor y apóyate en aquellos que te nutren para poder volver a brotar. Ante las grietas de la vida tu eliges si morir o renacer, opta por rebrotar.

No dejes ir a aquellos que te notaron, que te vieron, cuando eras invisible. Y no dejes pasar ni un minuto el poder estar con ellos, sea de la forma que sea, porque lo que hoy está mañana quién sabe...

No importa el cómo, el por qué o el cuándo si no en que nada te haga desperdiciar esos momentos con ellos.

Valora el tiempo, es el regalo más precioso que tienes y que puedes regalar a los demás. Úsalo sabiamente, inviértelo en cosas que te hagan feliz.

No tengas miedo de amar y ser amado. Aunque determinadas experiencias en el amor te dolerán, el amor es la fuerza más poderosa del universo y junto con el tiempo, es uno de los mejores regalos de esta vida.

Y por último una cosa tan difícil cómo importante. Sé Auténtico. Siempre sé tú mismo. No cambies para complacer a los demás.
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Con todo mi amor, Tu madre. 

 

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