Ella era una mujer misteriosa, que le cautivó con su sonrisa, con su ser, con su esencia.
Quiso entenderla con la razón, y no con el corazón.
Se obsesionó en descifrarla, y se olvidó de VIVIRLA.
Se quedó solo, con sus datos, sus teorías, y sin ella.
Ella se fue con su magia y su encanto,
y él se quedó con su lógica y su llanto.
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