En el rincón de los recuerdos,
donde el tiempo se desvanece,
dos almas ardieron con pasión,
un hombre y una mujer,
un amor que desafiaba las estrellas.
Se amaron con la fuerza de los vientos,
sus esencias entrelazadas como hilos de seda,
pero el reloj implacable no se detiene,
y el tiempo, como un río incesante,
fue desgastando sus risas y sus besos.
Las miradas se volvieron distantes,
las caricias, un eco lejano,
y en la penumbra de la rutina,
se perdieron entre sombras y silencios.
Hasta que un día, la vida detuvo a ella,
un suspiro quebrado, un adiós inminente,
y él, en su soledad más profunda,
tocó fondo en la oscuridad de su alma.
Se encontraron en el abismo de los recuerdos,
sus manos temblorosas se buscaron,
y en un beso lento y eterno,
renacieron sus corazones cansados.
.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario