12 de enero de 2023

De cristal

 


A veces os cuento anécdotas de mi trabajo. Anécdotas con las que prefiero reír que llorar porque a estas alturas ya sería todo un mar, ¡qué digo mar!, un océano de lágrimas.

Considero que la generación de nuestros abuelos y abuelas se forjó de hormigón, la nuestra de plástico y la que viene se está forjando... de cristal. Una generación de cristal para unos tiempos que se prevén dificilísimos, ¡imaginaos la que les viene encima!

Tiempos duros forjan personas fuertes, tiempos fáciles forjan personas de cristal.

 

Unas muestras:

1. Padre se queja que hay una estructura de hormigón en el parque infantil con la que su hijo puede chocar cuando corre y hacerse daño. Recalca que si eso sucede seré la responsable y me atendré a las consecuencias. Sí, encima con amenazas.

Nota: dicha estructura es una base redondeada de hormigón de más de 1 metro de alto por metro de ancho, con cantos redondeados. Perdone, pero si su hijo se choca con ella... ¡llévele a un buen oftalmólogo! y si choca mientras juega a lo loco en el parque, para eso está usted en el parque, para ponerle un chorrito de agua fresquita en el chichón, ¡no para mirar el móvil! es usted su padre, ¡no yo!. ¡Que gestione parques infantiles no me hace madre de todos vuestros hijos!

 

2. Recogida de firmas de bastantes familias porque en el parque infantil hay una fuente cuyo grifo está a la altura de la cabeza de sus hijos y pueden golpearse.

Nota: señores y señoras, ¿pongo un grifo regulable en altura? porque digo yo que sus hijos e hijas irán creciendo (ironía modo on). 

Es que no vale la pena ni comentarlo.

 

Padres, madres, abuelos, abuelas... lleven a sus hijos, nietos a jugar por todos lados no en parques cerrados y envueltos de algodón. Los niños disfrutan mucho más saltando bancos, tirando piedras a las fuentes, bajando rampas con el patinete, ... Señoras y señores: ¡parkour!, y si tienen bosque cercano, dejen que queden hasta los sobacos de barro, que jueguen con palos aunque se puedan sacar los ojos, jueguen al escondite en el bosque (¡tienen que aprender a orientarse!) y déjense de pamplinas y pijerías de parques infantiles envueltos de algodón para que ustedes puedan descansar un rato de sus hijos para mirar el móvil sentados en un banco.

Dicho está.




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