A
menudo, demasiado a menudo, esperamos el momento perfecto para… como si
existiera el momento perfecto. Y así nos pasamos años, esperando, hasta
que se nos acaba el aliento y allá lo dejamos, pendiente.
Corremos el riesgo de pasamos la vida esperando.
¿esperar
el momento perfecto?, ¿de verdad? Defíneme perfecto, porque seguro que
cada cuál tiene su definición y se lo imagina de distinta manera. La
propia imperfección puede ser perfecta, pero bueno, ahora no me
enrollaré en eso.
Cuando realizas toda esta reflexión y acabas en
esta conclusión, es cuando te percatas del momento presente y le das su
verdadero valor, y más aún cuando vas observando como van cayendo, una
tras otra, las piezas del ajedrez de tu alrededor.
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