29 de enero de 2024

Bajo el cielo gris


Bajo el cielo gris de esta mañana,
dos almas cercanas han partido sin aviso,
una tristeza inmensa llena mi alma,
y me sumerjo en el dolor, sin permiso.

Hoy es uno de esos días grises,
donde la almohada parece ser mi refugio,
como madre, pienso en sus hijos,
mi corazón se rompe, en un amargo arrullo.

Estoy abatida, deshecha, en pedazos,
la tormenta de la pérdida azota sin cesar,
pero en mi interior, una voz me dice,
que después de la tormenta, la calma ha de llegar.

Una de esas almas, hace días, nos avisó de su partida,
nos habló de un viaje, de un adiós, de una despedida.
Pero una nunca está preparada,
una nunca quiere oír,
que un ser cercano coge su maleta, y decide partir.

¡Maldito cáncer! ¡a cuántos más tendré que despedir!

La segunda alma, sin previo aviso, se ha  ido de sopetón,
un golpe duro, inesperado, que me ha dejado en estado de shock.
Aún no puedo creerlo, aún no puedo asimilar,
que en una misma mañana dos almas cercanas,
de golpe se puedan marchar,
y ya no pueda nunca más volver a sonreir o abrazar.

Así que aquí estoy, en medio de la tormenta,
recordando a los que acaban de partir
y a los que ya se fueron hace más tiempo,
con el corazón en la mano,
recobrando nuevamente la idea
de lo efímera que es la vida
y cómo cada momento vivido,
es una joya que hay que saber apreciar.

Y aquí estoy,
vomitando mis sentimientos entre estas letras,
buscando el consuelo entre susurros de tinta
y las entrañas revueltas.

Siempre estaréis en mis pensamientos,
hasta que la vida me traiga la maleta
para emprender también yo ese viaje.


C'est la vie.
C'est la mort.

 

 

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