La vida es un camino desconocido y eso la hace al mismo tiempo fascinante y aterradora.
Sueños que se quedan en el aire,
metas que se nos escapan por los pelos,
ilusiones que se desvanecen.
Y a veces nos empeñamos en querer llegar lejos, cada vez más y más lejos, a lugares soñados o de ensueño, o añorados, olvidándonos que el mejor viaje lo podemos tener mucho más cerca, y no lo disfrutamos.
No nos queda otra que vivir el presente, aunque muchas veces no sea ni lo soñado ni lo esperado.
No todo es fácil de digerir o de mirar positivamente, y para ello no nos bastará un puñado de frases bucólicas e inspiradoras.
No es posible cambiar algo que ya ha sucedido, de momento no disponemos de ninguna máquina del tiempo, así que mejor intentar salvar y disfrutar lo que nos queda.
Que nunca nos falle la actitud, la buena vista y... las chuches. ¿Quién no ha sonreído alguna vez al comer unas chuches? Son dulces, divertidas y nos recuerdan a nuestra infancia. No son un sueño, pero sí una alegría. Y eso también vale la pena.
Hay que buscar también la alegría en las pequeñas cosas, esas que nos endulzan la vida igual que las chuches al paladar.
La vida puede tener sus ratitos dulces, así que nadie te quite esas chuches.
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